Estaba mojado. Justo un minuto antes, al salir de casa, pensé que había sido un acierto dejar el coche fuera para que la lluvia se llevara toda la tierra que habitualmente nos llega desde tierras africanas. En ese momento también pensé que no podía ser coincidencia, porque de haberlo dejado en el garaje tú no habrías podido dejar aquella nota que sólo podía significar tu deseo de volver a casa. Así me decías siempre, que volver a mi era como volver a casa, aunque no fuera la tuya.
Salí del coche. Recordé que necesitaba cambiar los limpia parabrisas desgastados por el tiempo. Saqué con cuidado el papel húmedo que probablemente solo contuviera dos palabras. No hacían falta más para reconstruir las ruinas de nuestra historia.
No era tu letra. Aquellas palabras tampoco eran tuyas. La nota no era para mi, o quizás si, pero podría haber sido para cualquiera; para la vecina del segundo o el señor del taller de enfrente. Cualquier destinatario era válido. Efectivamente después de leer aquella nota, nada será igual porque entendí que tus notas no volverán a ser para mi, pero sobre todo recordé que lo mejor que puede sucederme es precisamente eso.
Arranqué para seguir con mi vida, conmigo, sin ti...pero con el coche limpio.
Precioso, compi 😍😍
ResponderEliminarTambién recibí un papelito en el parabrisas del auto. Era una nota llena de insultos y vulgares acusándome de estacionarme mal. ¡Era cierto, pero no merecía tantos insultos!
ResponderEliminarLos papelitos en el auto, no suelen presagiar nada bueno.jajajaja
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