lunes, 12 de diciembre de 2022

El alma muerta

Se me acumulan los deberes y se me agotan las ganas. Se me pierde el tiempo y no sé a dónde ir a buscarlo. Estoy cansada de esperar la oportunidad que no llega, de que se haga realidad el sueño que, pensándolo bien, hasta dejé de soñar. 
He perdido la cuenta de las decepciones que cargo a cuestas, de las personas que un día se quitaron la careta para enseñarme que también decepciona quien menos te lo esperas. 
Acumulo el dolor de partidas de quiénes si han dejado huella. Arrastro fracasos personales y frustraciones que se hacen eternas. Sigo sin encontrar a la mujer que quiero ser, a la que un día fui y a la que sigo esperando de vuelta. 
Me paraliza el miedo, me encadena la tristeza. Me pesa el fracaso que llevo por dentro, no sé cuál ha sido el delito pero siento que cumplo una pena.
No me gusta lo que veo en el espejo, no me gusta ni siquiera que me vean. Siento que me desarmo con demasiada facilidad y que lloro con mucha frecuencia, que da igual lo que pase ahí fuera si me protege un nórdico de color chocolate o naranja si le doy la vuelta.
Quiero cerrar los ojos y creer que pronto todo va a cambiar porque dicen que con el tiempo todo llega, pero yo no tengo tanto tiempo, mi alma se empieza a poner vieja. La vejez no es una cuestión de edad, la vejez está en la cabeza y la mía desde hace tiempo, está muy lejos de la tierra.
Divago, planeo, proyecto...pero no tengo ilusiones que me sostengan. Mañana me volveré a disfrazar de negro, me volveré a poner la coleta y sonreiré y me reiré y hasta haré alguna broma...aún sintiendo que tengo el alma muerta.






P.D. Ilusitración de Amanda Cass 

jueves, 13 de octubre de 2022

Jugando a crear

Comparto otro de esos ejercicios con los que trato de fomentar mi creatividad porque he de reconocer que llevo mucho tiempo alejada de la escritura, pero al final siempre vuelvo a ella como quien regresa a casa.
Hoy les pedí a unas compañeras de clase que me dijeran algunas palabras sin que las pensaran demasiado. No les expliqué para qué e intuyo que lo que menos esperaban es que fuera para algo así, puesto que no están al corriente de esta faceta mía. 
He copiado el resultado tal cual quedó, sólo he sustituido sus nombres por los números y he puesto un color a cada una.

Este ha sido el resultado:

  1.- incondicional, amor, equilibrio

  2.- esperanza, sencillo, maravilloso

  3.- suerte, sabiduría, valentía

  4.- honestidad, humildad, amistad, seguridad, responsabilidad,                                 deseo, espectacular, fantástico. 

No sería fácil afrontar su nueva situación después de haber perdido la esperanza de que todo volviera a ser como antes, cuando sólo necesitaban mirarse para saber que todo iría bien.

Ni siquiera ella era la misma persona. Aquella mujer cuya seguridad en sí misma se apreciaba con tan sólo verla llegar a cualquier sitio, siempre con paso firme y decidido. ¿Cómo volver a ser la misma si había perdido el equilibrio de su vida? Ella que durante tanto  tiempo desafío a la suerte con la valentía de quien se tira al vacío confiando ciegamente en que su paracaídas se abrirá en el último momento evitando así un final sin retorno.

Haciendo balance de los últimos años, escudada en la más absoluta honestidad para consigo misma, debía reconocer que el amor y la amistad no entienden de rivalidades ni competiciones, sino que deben sostenerse el uno al otro con la suficiente humildad para entender que crecer juntos sólo es posible cuando ambos caminan en la misma dirección.

El funcionamiento de cualquier relación jamás puede ser responsabilidad exclusiva de una de las partes, ni se puede pensar que mereces que alguien, en nombre del amor, aguante tues desaires, caprichos o malestares de manera incondicional. Igual que un vaso se llena gota a gota, el amor como la paciencia , se derrama cuando se agota.

No, no sería fácil afrontar que su vida había cambiado y no dejaba de pensar en que todo hubiera sido más sencillo si el deseo de salvar la relación hubiera sido recíproco, pero no era el caso. El lo tenía claro y ya no era cosa de dos.

A veces ocurre que la vida nos pone delante a alguien fantástico, que nos enseña que el camino tiene un paisaje maravilloso, pero con la misma nos lo quita o lo perdemos por méritos propios. Y en ese punto de reflexión es cuando comprendes que las experiencias, buenas o malas, debemos convertirlas en sabiduría y ver en cada amanecer una oportunidad espectacular para reinventarnos.

 

Nota de la autora:

Es verdad, no era la misma, ni volvería a serlo pero estaba viva y eso era un motivo más que suficiente para luchar por sus sueños. En esos pensamientos se encontraba cuando se dio cuenta de que era hora de irse a la cama.

 

Espero que les haya gustado 

 


martes, 4 de octubre de 2022

A la deriva

Muchos vientos en contra me llevaron a la deriva. Pasé días aferrándome a la esperanza de ser rescatada, incapaz de tomar nuevamente los remos de mi vida. Me quede impasible mirando el horizonte. Perdí de vista cualquier orilla y el desánimo se acomodó en mi barca para acompañarme en la travesía. Lunas llenas y medias lunas, noches frías, sueños amargos, gritos ahogados y palabras mudas. “El sol sale cada mañana”- me decían- pero yo vivía en tinieblas y no lo sabían. A la deriva, siempre a la deriva hasta que por fin arribé a nuevo puerto y descubrí que hay más vida.  Ahora cada mañana comienzo de nuevo cuando al abrir los ojos veo su carita. Me mira con sus pequeños ojos oscuros y con un lametazo me da los buenos días, mientras su patita busca mi mano para hacerme entender que yo soy su todo, sin saber que ella, me salvó del naufragio y me llevó hasta la orilla. 

(Dedicado a Naisha)

Recordar

La melancolía regresa siempre que paso por la esquina donde te vi por última vez. Recuerdo perfectamente el color tan particular de tus ojos aunque nunca supe definirlo con exactitud. No me pasa lo mismo con tu olor, ese aroma a nube de algodón de azúcar que me provocaba morderte el cuello. Recuerdo la intensidad de tus abrazos y cómo me apretabas hasta que te decía que me ibas a romper un hueso y tú, con una sonrisa, me besabas en la frente. Parece que en la maleta te llevaste algo más que tu ropa porque desde entonces ando con el corazón desnudo. 

Recordarte no es revivirte, recordarte es morirme de nuevo.


P.D.Ilustración de Amanda Cass