domingo, 1 de enero de 2023

Bienvenido 2023


En primer lugar y como no puede ser de otra manera,  feliz año nuevo para todos y mil gracias por asomarse a mis retales. 
Con este texto inauguro un 2023 que espero, sea un año de buena cosecha personal y que venga cargado de grandes momentos, en los que la alegría esté siempre presente y nunca falte el entusiasmo ni la inspiración.
Entre una cosa y otra, sin darnos cuenta porque estamos demasiado ocupados, ya nos hemos comido las uvas y hemos pasado de un año a otro.
Es ahora cuando volvemos a ser conscientes del vértigo de sentir la rapidez con la que el tiempo se nos escurre entre los dedos.
Me imagino que la mayoría de nosotros hemos tenido ese instante de echar la vista atrás y hacer balance del año que acabamos de despedir.
Seguramente han pasado delante de nuestros ojos un montón de instantes, buenos y malos, y hasta me atrevería a afirmar que muchos nos hemos preguntado: -"¿en qué momento pasó un año?"-.En realidad el tiempo es así; intangible, ingobernable e imparable.
La vida pasa tan rápidamente como los fotogramas de una película muda, sin pausa, porque el tiempo es implacable, no espera por nadie ni se detiene jamás.
A medida que vamos cumpliendo años comprendemos que, a su vez, el tiempo cura y que es el regalo más valioso que tenemos, precisamente porque no tiene precio pero sí un valor incalculable.
El tiempo es justo, no entiende de clases sociales, ni distingue entre colores, razas ni religiones. El año tiene 365 días para todo el mundo y hasta el peor de ellos, sólo dura 24 horas vayas donde vayas.
Por eso es tan importante que de vez en cuando, nos detengamos y nos preguntemos si estamos viviendo o sobreviviendo, si somos protagonistas o espectadores de nuestra historia. 
La vida no va a parar hasta que acabemos un proyecto o encontremos un trabajo mejor, ni hasta que perdamos esos kilos de más o nuestros hijos estén criados.
No podemos poner en pausa la vida hasta que terminemos de pagar la hipoteca, compremos el coche que nos gusta o realicemos ese viaje que hemos pospuesto.
La vida comienza hoy, la vida es ahora, la vida es en este momento. Si nosotros no pasamos por ella, la vida nos pasa por encima o quizás de largo, dejándonos esa sensación de tristeza por no haber sabido disfrutarla.
Cuando nos enfrentamos a momentos complicados, cuando la vista se nos pone cuesta arriba, cuando perdemos a un ser querido o miramos con nostalgia las fotos en las que no nos reconocemos, entendemos que la vida no era eso que pensábamos. 
La vida no nos exige tanto, somos nosotros quienes nos exigimos más cada día, volviéndonos competitivos hasta el punto de olvidarnos de vivir.
El mes de enero debe su nombre a Jano, el dios romano de las puertas, de los comienzos y de los finales. Quizás por eso, al cerrar la puerta de un año sentimos la necesidad de hacer una lista de propósitos, de plantearnos cambios, de marcarnos retos, de querer mejorar...esto se conoce como "el efecto de un nuevo comienzo". Como si de alguna manera pensáramos que al cambiar de año, es más fácil dejar atrás todo lo que no nos aporta o nos dificulta la vida.
Según un estudio, la forma en que expresamos nuestros propósitos condiciona que los consigamos o los abandonemos. La clave está en cambiar el "dejaré de..." por "comenzaré a..."
Vamos a intentar que en nuestra lista de propósitos para 2023, la prioridad sea comenzar a aprovechar nuestro tiempo para vivir.
Comenzar a querernos mejor, a sonreír más, a pedir perdón, a dar las gracias...
Vamos a tener esa conversación pendiente, hacer la llamada que no nos atrevimos, aprender a bailar, disfrutar del paisaje, darnos un capricho porque nos lo merecemos, ir al parque con más frecuencia.
Vamos a adoptar una mascota, pasear por la playa, sentarnos en una terraza. Vamos a quedar con amigos sin mirar el reloj, ir al cine, comer nuestro helado favorito, hacer deporte, escuchar música, retomar la lectura, escribir una carta a nuestro yo.
Comenzar a aprender cosas nuevas y también, quizás más importante, a desaprender aquellas que nos condicionan y nos paralizan.
La suma de momentos en los que nos sentimos bien, es lo que nos hace sentirnos vivos. Lo más parecido a la felicidad es aprender a disfrutar de nosotros mismos y de los instantes que compartimos con las personas que queremos. Vamos a darnos prioridad y a dejar de posponer las cosas sencillas de la vida que son las realmente importantes.
Y si decidimos asomarnos al pasado, que sea únicamente para quedarnos con lo bueno, para cerrar ciclos y colocar puntos finales donde ya no caben los puntos suspensivos.
Comencemos este nuevo año con paso firme pero ligeros de equipaje y así tener más espacio donde colocar las experiencias que vamos a vivir.
Feliz 2023


1 comentario:

  1. Y como no hay comentarios a este escrito,el mensaje que tiene de ser conscientes de ese "darnos cuenta", de esa eterna impermanencia que nos invita a vivir con más intensidad cada segundo por que somos capaces de sentir que son irrepetibles,únicos ,este escrito no habla de intenciones.Habla de asaltar a la vida en medio del camino y hacer con ella lo que nos pide a gritos,vivirla.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella