lunes, 27 de noviembre de 2017

Tabaco, maldito veneno

Ya han pasado dos años y medio desde que decidí que no te quería a mi lado. Treinta meses desde nuestra ruptura, más por decisión mía que tuya. 
Anoté aquella fecha en mi agenda para no olvidar cada aniversario, aunque en realidad lo menos que importa es la fecha exacta, puesto que debo celebrar cada día sin ti como una gran victoria. 
Me costó muchos intentos tomar la determinación definitiva, decirte adiós haciendo un importante esfuerzo por apartarte de mi vida. Muchos remordimientos cada vez que caía en la tentación de reconciliarme contigo. 
Tu veneno me consumía cada día un poco más, pero es lo que tienen todas las relaciones tóxicas, enganchan de tal manera que no eres consciente de que estás arruinando tu vida. Te metes en una espiral en la que no dejas de girar sin ir a ninguna parte. Quieres salir de ahí y tu miedo a no conseguirlo te frustra aún mas, de tal manera que lo único que provoca es que sigas dando vueltas. 
Me hice adicta a ti aún detestando el mal sabor que me dejabas. A pesar de la vergüenza que sentía al  pasear tu olor en mi ropa y en mi piel. Aún sintiéndome “marginada” por momentos, por no poder “consumar nuestro amor” en muchos lugares públicos. 
Eras mi adicción más recurrente, mi remedio más socorrido para calmar cualquier pena y celebrar cualquier alegría. Contigo me sentía más segura hasta el punto de convertirte en una prolongación de mi. Compartimos grandes e importantes momentos. Sonrisas y lágrimas, noches de fiesta y noches de insomnio. Siempre contigo, a pesar de saber que cada minuto a tu lado eran sesenta segundos más de autodestrucción. 
Después de dos años y medio, aún pienso en ti a veces y hasta he tenido la tentación de buscarte. Cuando eso sucede vuelvo a ser consciente de lo poderoso que eres y  respiro. Respiro despacio y profundamente, inhalo todo el aire que es capaz de entrar por mi boca hasta los pulmones y lo expulso lentamente, tratando de llenarme de vida y recordar con orgullo que sigo siendo más fuerte que tú. Así debe seguir siendo por siempre. Así debe ser, me cueste lo que me cueste.
No quiero volver a caer en tu trampa, en tus redes de mentiras, creyendo que a tu lado se calman mis temores. Soy yo la única que decide cómo, cuándo y hasta cuándo. No, no me quiero volver a engañar, porque sé que si caigo en tu juego volvería a darte un poder de destrucción sobre mi misma que no estoy dispuesta a otorgar. 
Ojalá nunca te hubiera probado. Me habría ahorrado muchos disgustos, además de mucho dinero. Habría ganado tiempo para mi sin que tú condicionaras ningún momento, calculando siempre si te dejarían hacerme compañía en este o aquel lugar. Ahora sí entiendo que por fortuna, no eres bien recibido en todas partes. También me habría ahorrado muchos remordimientos, porque cada vez que te escogía, tú te hacías más fuerte y poderoso y mi frustración crecía.
Quiero seguir sumando días, meses, años…pero sobre todo, quiero seguir sumando vida.  Y no, NO ES NI HA SIDO FÁCIL. He tenido que buscar algunas estrategias para no flaquear, para no volver a encontrar en ti un falso y absurdo consuelo. 
Soy consciente de que mi lucha  contra ti durará toda la vida. Seré fuerte, estoy decidida.
Aunque te pongan distintos nombres, eres la misma cosa. Maldito tabaco sólo eres VENENO.
NO QUIERO VOLVER A TENER NADA CONTIGO. Sólo debes ser un mal recuerdo. Espero seguir teniendo cada día la fortaleza de gritar con ganas, con ímpetu y con orgullo..."YO PUEDO”