martes, 2 de enero de 2024

Apostar por vivir

Voy a apostar por mi. Voy a confiar en mis sueños, en mis proyectos más ilusionantes, en mi resurgir. Quiero creer que hago lo correcto, que cuando eche la vista atrás pensaré que por qué no lo hice antes. Voy a jugármelo todo contigo 2024. Tú serás mi número de la suerte, tú serás  mi año de cambio. 
Me voy a lanzar a la piscina  siendo consciente de que está medio vacía, aunque haya quienes piensen que eso también significa que está medio llena. Todo depende de la perspectiva con que se mire pero yo no destaco precisamente por ser un derroche de positividad. 
Me ha costado muchísimo tomar la decisión de cambiar mi rumbo profesional en busca de algo mejor. Sé que para bien o para mal, todo va a cambiar, y pensarlo me provoca un nudo en el estómago. Mi manera de afrontar lo que se me viene encima es fundamental para que esta decisión sea lo más acertada posible, por eso lo único que te pido 2024 es fortaleza e ilusión. Fortaleza para superar todos los obstáculos e ilusión para no perder la motivación que me haga creer en mi y en mis capacidades.
Supongo que no será fácil pero estoy convencida de que la decisión más equivocada que tomamos en la vida, es la de conformarnos con estar, aunque sea en el lugar equivocado. Acomodarnos a lo que llamamos "zona de confort", cuando en realidad no existe nada más incómodo que estar donde sentimos que no queremos estar o donde ya no debemos estar,  por los motivos que sea. Quizás simplemente porque ha acabado un ciclo, porque nuestras necesidades cambian o porque comenzamos a entender que la vida no tiene segunda parte y por tanto, hay que vivirla sin ensayos.
No es una cuestión de creer que existen lugares ideales, sólo de sentir que, aún sin ser el lugar perfecto, estamos a gusto. Eso compensa las dificultades y los malos ratos que siempre van a estar presentes en cualquier ámbito, porque forman parte de la vida. 
Por primera vez en años aparto el miedo a un lado, aunque su sombra me acompaña y me pisa los talones, para buscar una luz al final de un camino cuyo recorrido me tiene agotada física y psicológicamente. Me autoconvenzo de que estoy al final de un proceso personal que ha sido muy oscuro pero desconozco qué es lo que voy a encontrar al otro lado del túnel y me aterra caer al precipicio de lo que yo pensaba sería liberador. Si eso sucede, recuérdame 2024 que siempre podré inventarme unas alas nuevas para seguir volando y ayúdame a encontrar espacios de aterrizaje cuando necesite descansar.
La incertidumbre me acompaña, acampa a sus anchas en mis pensamientos, duerme sobre mi almohada y me abraza en muchos momentos del día, pero no quiero seguir pensando que no luché por cambiar mi destino, aún con todos los vientos en contra. 
Decidir es apostar. Apostar es un riesgo. Los riesgos provocan miedo. El miedo paraliza y paralizados es imposible avanzar, crecer, evolucionar.
Una persona me ha deseado suerte diciendo que estoy apostando mucho, y yo quiero creer que la peor apuesta de mi vida sería no jugármela por intentar ser un poco más feliz. No hablo de la felicidad efímera que dan las cosas materiales sino de esa sensación de levantarte cada día con ganas de vivir. Creo que apostar por vivir es la única apuesta en la que vale la pena jugárselo todo.

1 comentario:

  1. Estas luchando por tus sueños. Te lo mereces y todo va a salir muy bien 😊

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella