Era tres de septiembre, había llegado el día que cambiaría su vida para siempre. Los sueños a veces se cumplen. Sentía que la vida estaba siendo muy generosa y que a partir de ese momento la silla junto a la suya, estaría siempre ocupada. Aquel día, sin imaginarlo, empezaba su pesadilla pero ella aún estaba viviendo el sueño de quien llega a la cima de la montaña que nunca creyó poder escalar. La jugada que te convierte en ganador para luego perderlo todo. No quiso volver a soñar.
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