jueves, 10 de enero de 2013

Enero

Enero, el mes de la cuesta más larga.
El mes de los buenos propósitos, de los gimnasios, de las rebajas, de sábanas de franela.
El mes de las nuevas promesas y los propósitos que se han de cumplir a lo largo de todo el año.
El mes de la esperanza renovada y de la mayoría de los cambios que anhelamos.
Enero camina sin pausa, surcando callejones estrechos donde dejamos "olvidados" algunos temores, con el ánimo de que desaparezcan.
Enero es el mes en el que nos atrevemos a "encarar la vida" con mayor ímpetu, dispuestos a comernos el mundo  para conseguir nuestros objetivos. Quizás porque la mayoría sentimos que empezar un año, es como abrir una página en blanco y escribir en ella lo que nos apetezca, tal y como nos apetezca.
Estrenar agenda, inaugurar el calendario y pensar que en el año que finalizó dejamos atrás todo lo malo; es como un ritual que despierta la ilusión adormecida, invadiéndonos de energía positiva.
Así que de momento, vamos a convencernos de que éste será un gran año para todos y cada uno de nosotros; especialmente para ti y para mi .

Porque...

Éste será el año en el que se desmorone el "tú y el yo" y se afiancen los cimientos de lo que somos en conjunto.
Será un año de lucha sin tregua, remando en la misma dirección para llegar a buen puerto.
Será un año de renunciar a ciertas cosas triviales de la vida, con el objetivo de conseguir otras mucho más importantes (esas que no se pueden comprar).
Será un año para soñar con los sueños que queremos materializar.
Será un año de lugares nuevos, de instantes únicos y de coleccionar palabras inventadas.
Será un año de muchas risas estrepitosas y pocas lágrimas saladas.
Será un año de nostalgias que supliremos con viajes de ida y vuelta, paseos por la playa, búsqueda de emociones nuevas y algunas cosas rutinarias.
Será un año de brindis por los proyectos conseguidos, de balances incompletos y canciones dedicadas.
Será un año de mucho bueno, con alguna cosa mala, de limar asperezas y olvidar las ya limadas.
Será un año de amistades nuevas, de pérdidas mínimas y de máximas ganancias.
Será un año para llenar vacíos y vaciar el alma.
Será un año para desnudar el corazón y vestirlo de esperanza.
Éste es el año en el que me estremeceré con frases como ésta: "en cuanto te roce y te huela descansaré en tu piel, despiezándome en cada beso que te daré, como si fuera el último de mi vida"
 

viernes, 4 de enero de 2013

A sus Majestades de Oriente

Creo que es de recibo comenzar este post deseándoles un FELIZ AÑO NUEVO 2013. 
Espero que las fiestas navideñas hayan sido la "excusa perfecta" para compartir con la familia y con los amigos, momentos inolvidables.
En mi caso, con el paso del tiempo, he ido dándome cuenta de lo importante que es la familia (entendiendo por familia a las personas más cercanas a mi, más allá incluso del propio parentesco). Quizás la distancia de los últimos meses, me ha hecho valorar un poco más, a quienes considero parte fundamental de mi vida, que como bien he contado alguna vez, no son muchos pero son únicos.
Un año más mi mesa ha estado un poco "coja", por aquello de que hay ausencias que no se pueden llenar con ninguna otra presencia, supongo que como pasa en la mayoría de los hogares.
Atrás quedó La Navidad con sus reuniones familiares, sus excesos gastronómicos, sus encuentros y desencuentros. Ya hemos brindado por el año nuevo con la ilusión y la esperanza de que sea próspero para todos, y con un montón de expectativas y sueños por cumplir en los próximos doce meses.
Ahora, lo que toca es esperar a que sus Majestades Los Reyes Magos (no sé si de Oriente o de Andalucía), lleguen sin demasiada dificultad a nuestros salones y a ser posible, cargados de regalos (grandes o pequeños) para culminar estas fiestas y volver a la cotidianidad.
A estas alturas, imagino que Melchor, Gaspar y Baltasar, ya habrán recibido la inmensa mayoría de las cartas remitidas desde todos los rincones. Hace tres años escribí la mía, reeditándola un año después porque mis desesos seguían siendo los mismos.

Mi carta en cuestión era ésta:

"Este año por primera vez en mucho tiempo voy a redactar mi carta a los reyes magos, pero paradójicamente este año no quiero nada que me haga "estar más mona", ni nada que combine perfectamente con mis nuevos zapatos. Este año no necesito nada que quede perfectamente en el mueble de mi salón, o que sustituya algún objeto decorativo que no me termina de convencer...
Mi carta será muy breve y a pesar de ello, sé que nunca se lo habré puesto tan difícil a sus majestades de Oriente (desde aquí les pido disculpas por mi atrevimiento, sabiendo que tienen tantísimo trabajo y que los recursos escasean).
Para el 2010 sólo pido la suficiente fortaleza que me ayude a afrontar los malos momentos. 

No seré tan egoísta para pedir felicidad absoluta, porque además son precisamente los momentos difíciles, los que nos hacen crecer como personas y los que nos aportan la experiencia y la madurez necesaria para valorar las cosas buenas de la vida. 
Pido que mis verdaderos amigos sigan estando ahí, porque gracias a ellos he podido levantarme con más fuerza de cada caída, y sé que los tropezones que tendré a lo largo del año, serán menos dolorosos si ellos están a mi lado. 
Pido también el valor suficiente para no dejar que nadie me amedrante ni trate de hacerme más pequeña como persona, y que la sinceridad y la honestidad conmigo misma, me acompañen cada día. 
Puestos a pedir, y sin ánimo de parecer egoísta, me gustaría sentir que soy lo más importante para alguien y que ese alguien es lo más importante para mi. Un amor correspondido, sin ataduras emocionales, un amor que lo entregue todo sin exigir nada a cambio".

Este año, haciendo recuento de las cosas que pedí en aquel momento, sólo me queda dar las gracias por haberlas recibido casi en su totalidad. Así que mi único deseo es poder mantenerlas.
La fortaleza porque es fundamental para seguir levantándome tras cada caída.
Mis verdaderos amigos, porque sin ellos todo sería más complicado. He terminado el año con un pequeño reajuste en cuanto a amistades se refiere, pero mis amigos de verdad, los de siempre, siguen estando ahí.
Espero seguir teniendo la valentía suficiente para tomar mis propias decisiones, por muy duras que sean, y hacerlo siempre con plena fidelidad a mi persona.
Y en cuanto al amor...espero seguir sintiendo que soy la persona más importante en la vida de alguien (que ya tiene nombre propio) y que ese alguien, cada día me  haga sentir que él también es lo más importante en la mía.

Sólo dos cositas más, que no estaban en aquella carta, y que me gustaría recibir como regalos estrella dentro de unos días (me da igual el color del papel)...Paciencia y Optimismo.
Paciencia para recordar que las cosas importantes de la vida requieren de su tiempo.
Paciencia para ponerme en la piel de los demás sin caer en la desesperación.
Paciencia para escuchar,  para comprender y sobre todo para aprender.
Paciencia para conmigo misma y para quienes me rodean.
Paciencia para no impacientarme cuando las cosas no sean como imaginaba.
Y optimismo para levantarme cada mañana pensando que el nuevo día será mejor que el anterior.
Optimismo para no caer en el desánimo y ser capaz de ver una solución en lugar de un problema.
Optimismo para no contagiarme de cosas negativas y evitar así, contagiar a los demás.
Optimismo para valorar todo lo que la vida me ha regalado, en lugar de perder el tiempo lamentándome por lo que me falta.
Optimismo para ver cada reto como una oportunidad de aprendizaje y autocrecimiento.
Optimismo para seguir creyendo que lo mejor de la vida es el ahora.
Paciencia y Optimismo  para atreverme a vivir la vida sin miedo.