Hace poco le pregunté a una de las personas más importantes de mi vida, cómo era posible querer tanto a alguien que da tan poco.
Le pregunté por qué seguía convencido de que ella era la mujer de su vida, por qué seguía apostando por ese amor que le generaba tanta incertidumbre y desconcierto.
Le pregunté por qué su empeño en nadar contra corriente, por qué seguir adelante cuando todo se ponía en contra.
Le pregunté de dónde sacaba las fuerzas para seguir creyendo que era posible, que con ella sería posible construir un futuro conjunto, un mañana mejor.
Le pregunté por qué seguía subido a aquella montaña rusa de emociones, sensaciones y sentimientos encontrados.
Le pregunté cuál era el secreto para seguir confíando en ese amor, a pesar de todo.
Él se quedó pensando la respuesta, pero sólo unos segundos...y entonces me dijo:
-"Ella es todo lo que quiero, lo que siempre quise. Ella es la razón por la que cada mañana me levanto con la fuerza suficiente para seguir adelante, aún sabiendo que, como cada día, tendré que subir una larga y difícil montaña de obstáculos, hasta llegar a la cima completamente desfallecido, pero orgulloso del esfuerzo realizado. Y cuando estoy arriba, pensando que lo conseguí, me doy cuenta de que al día siguiente debo volver a escalar esa misma montaña como si fuera la primera vez. Y así día tras días. Subir y bajar, bajar y subir.-"
Lo miré con cara de asombro, de no entender bien por qué su empeño en sortear cada día las mismas dificultades, las mismas barreras, los mismos obstáculos.
Le insinué que sería mucho más fácil bordear la montaña en lugar de escalarla, dejarla atrás y seguir caminando. Y entonces él respondió:
-"Lo que sucede es que mi felicidad no consiste en bordear esa montaña, mi felicidad pasa por destruirla, porque es ésa montaña la que nos impide avanzar. Es ésa montaña la que me separa de ella. No se trata de bordear el obstáculo, sino de ser capaz de hacerlo desaparecer"-.
-¿Crees que tendrás la fuerza suficiente para conseguir tu propósito?- pregunté.
-"Te voy a contar el secreto- me dijo. Lo que ella no sabe, es que cada vez que subo la pendiente y llego a la cima, consigo bajar con algunas piedras en los bolsillos. Sé que de momento la ausencia de esas piedras apenas se percibe, pero también sé que con cada una de ellas, la montaña va disminuyendo, haciéndose cada vez más pequeña. Sólo es cuestión de tener la suficiente perseverancia para que la montaña termine cayendo a mis pies, convirtiéndose sólo en un montículo de tierra"-
No salía de mi asombro ante sus palabras.
-"¿Tanto la quieres?"- me atreví a preguntar.
-"Tanto como para saber que seguiré escalando esa montaña tantas veces como sea necesario, aún cuando me falten las fuerzas. Tanto como para saber que tarde o temprano, la montaña desaparecerá para siempre"-.
No quise seguir haciendo preguntas, pues con tan pocas palabras me había dado una de las mayores lecciones sobre el significado verdadero del amor.
Pd. Gracias Maroto por haber sido la inspiración de este post, que se ha tejido hilando tus palabras. Te dedico estas letras por tu manera de explicarme que las dificultades, tarde o temprano, desaparecen. Sólo es cuestión de apostar por lo que se quiere y no morir en el intento.
Pd. Gracias Maroto por haber sido la inspiración de este post, que se ha tejido hilando tus palabras. Te dedico estas letras por tu manera de explicarme que las dificultades, tarde o temprano, desaparecen. Sólo es cuestión de apostar por lo que se quiere y no morir en el intento.