Ya he comentado en el blog, que durante más de una década de mi vida, me he dedicado a la radio. Durante esa etapa profesional me dediqué en cuerpo y alma a la radio. Aprendí mucho de ella, conocí a mucha gente y disfruté de momentos inolvidables y mágicos, como no podía ser de otra manera, en un medio tan bonito.
Desde siempre mi vida ha estado marcada por la radio, a pesar de que entré a formar parte de ese mundillo de forma casual.
Recuerdo perfectamente la época en la que estudiaba con la radio puesta, cosa que le cuesta creer a muchas personas pues no entienden cómo podía concentrarme. Y las innumerablesn noches que me dormía mecida por las olas del programa "Océano Pacífico", o los desvelos que me ocasionaban los testimonios de "Hablar por Hablar".
Hago esta introducción sin ánimo de extenderme mucho más, porque lo que realmente me apetece publicar en este post, es un relato que precisamente escuché en días pasados, en el mencionado programa "Hablar por Hablar" de Cadena Ser.
Cuando escuché el podcast de ese relato, mientras daba mi habitual paseo con Maggie, me gustó tanto que quise guardarlo para compartirlo con todas las personas que siguen mis retales.Creo que cuando lo lean, sabrán el por qué me gustaron tanto estas letras que aquí transcribo:
"Todos necesitamos saber que hay alguien que nos mira a los
ojos, con ojos distintos. Que alguien nos mira como si fueran los únicos ojos
del universo.
Todos necesitamos que haya alguien capaz también, de leer
nuestros labios o de leer nuestras pupilas, o de interpretar la secuencia de
nuestros párpados, ese código que oculta el parpadeo.
El caso es que dos de “esos” alguien, viajaron anoche en el
asiento trasero de mi taxi. Apenas me indicaron un destino y se quedaron
clavados, los ojos de ella en los ojos de él, comiéndose a vistazos, como
inyectando brillo en la mirada del otro.
Fuera de aquello nada más importaba, o al menos no existía
para ellos, ni las calles, ni el tráfico, ni las luces, ni el taxímetro. Yo les
miraba a través del espejo, o más bien admiraba una obra de arte. Dos cuerpos
enmarcados a punto de besarse. Él entonces bajó la mirada a los labios de ella,
ella entonces bajó la mirada a los labios de él. Parecía un lenguaje
encadenado, una suerte de baile sin música. Tú me sigues, yo te sigo.
Pero entonces, de tanto admirar su burbuja a través del
espejo, perdí de vista el tráfico y a punto estuve de impactar contra el coche de
delante. Frené a tiempo, y en ese frenazo sus cuerpos se movieron, ella hacia
él y se tocaron las caras, y aprovecharon aquel movimiento brusco para besarse.
Sin querer había sido yo el detonante, la chispa, el empujón urgente a través
del cual, esos pares de ojos hambrientos empezaron a comerse a besos.
Desconozco si aquel beso fue el primero del resto de sus
vidas, al menos parecía el único, como si nunca antes se hubieran besado, o
actuaran como si no volvieran a besarse nunca más. Era el beso del sentenciado
a muerte, uno de esos besos que desintegran las manillas.
Y podréis creerme o no, pero juro que en ese preciso
instante, como a mitad de trayecto, se me apagó el taxímetro. Se nubló la
pantalla y con ella los euros que marcaba, así que al llegar a su destino no
supe qué cobrarles o si pagarles yo, por haber sido testigo de aquel impagable
besos. Al final quedamos en tablas, yo no les cobré a ellos ni ellos me
cobraron a mi.
Más tarde el mecánico del taller me dijo que había saltado
un fusible en el taxímetro, debido a una subida de tensión. No me extraña,
pensé. El mecánico me cambió el fusible y aparte le pedí que me vendiera doscientos
fusibles más, con la esperanza de gastarlos todos".
ufff, eres una caja de sorpresas gratas.
ResponderEliminarSabes? No fue difícil sentir tu sentir; solo fue necesario volver el tiempo atrás y ver reflejada en tus letras, una parte de mi que aun sigue vive.
Super beso ;)
Una historia hermosa.
ResponderEliminarNo hay que dudar y menos aún cuando CON TOTAL CERTEZA, sabemos que la otra persona está siendo TOTALMENTE sincera. El Viento parece que está a tu favor así que navega....
ResponderEliminarPocas veces a lo largo de tu vida puedes hablar con otra persona sin necesidad de abrir la boca :-)
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