martes, 18 de diciembre de 2012

Un canto desafinado a La Navidad

A nadie se le escapa que el mes de Diciembre tiene muchas connotaciones especiales que lo hacen diferente, incluso para quienes no somos precisamente el espíritu de la Navidad.
Echándole un vistazo a las estadísticas del blog, más que nada por aquello de saber desde dónde me visitan y cómo llegan hasta mis retales, me he dado cuenta de que uno de los post más releidos en los últimos días, versaba justamente sobre estas fiestas, bajo el título "Un canto desafinado a La Navidad"
Así que he decidido reeditarlo sin cambiar ni una coma. Sigo pensando lo mismo que escribí aquel 14 de diciembre de 2010.
En lugar de copiar el enlace, copio el texto completo para que resulte más sencillo.

Un canto desafinado a La Navidad.

Llegó de nuevo La Navidad, y con ella, los buenos deseos que luego se olvidan, los nuevos propósitos que no se terminan, el consumismo que nos deja "a dos velas", la cuesta de enero y la poco conciencia, de quienes sólo son buenos, en estas fechas concretas.
Por eso yo este año...
No quiero luces de colores que adornen mi balcón parpadeando de forma intermitente, sólo porque es Navidad.
Quiero luces en mi corazón que espanten el miedo hasta hacerlo desaparecer, colores variados con los que pintar el dolor para que no sea tan negro.
No quiero árboles cargados de adornos, ni una estrella brillante en la copa de un pino artificial.
Quiero acurrucarme contigo bajo la luz de la luna y pedir un deseo a una estrella fugaz.
No quiero regalos envueltos en papeles pintados a mano, esperando que llegue un día concreto para descubrir lo que hay.
Quiero que me regales cada día una sonrisa y besos sin empaquetar.
No quiero hacerme falsas promesas de que con el nuevo año empezará una vida mejor.
Quiero que cada mañana sea una nueva oportunidad de superación.
Me niego a repartir besos y abrazos fingidos a quien ayer me dio la espalda, aunque digan que todo es posible en Navidad.
Hay que pedir perdón y hay que saber perdonar, pero no ser tan hipócrita de creer que todo está olvidado, sólo porque es Navidad.
Quiero estar rodeada de quienes de verdad me aprecian y me valoran tal y como soy, con mis virtudes y mis defectos, sin pedirme que cambie.
No creo en milagros navideños que sólo duran unos cuantos días, ni en palabras "sinceras" cargadas de tiña.
No quiero tarjetas con música, ni postales navideñas
Quiero que escribas mi nombre en cualquier papel, porque simplemente, te has acordado de mi.
No quiero pensar que cuando llega Diciembre la vida es más rosa, que los problemas se olvidan y hay que ser mejor persona...¿Y el resto del tiempo?
Y quiero ser la misma que ayer y un poco mejor que mañana, y decir lo que pienso y sentir lo que siento, sin que importe que sea Diciembre o que vuelva a ser Enero.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Corazón de mudanza.

"Una de las cosas más difíciles en el momento de hacer una mudanza, es  mudar el corazón" (Magdalena Barreto)
Quienes siguen mi devenir a través de estos retales, saben que este año ha estado marcado por un montón de cambios personales, que incluyen un cambio de residencia. Sí, es un cambio que para muchas personas puede resultar insignificante; ¿qué son unas cuántas horas de barco entre un lugar y otro?. Para muchos, seguramente, nada. Para mi, hay momentos en los que esas tres horas suponen un abismo.
Suponen sentir la impotencia de no poder darle un abrazo a una amiga que lo está pasando mal.
Suponen no poder sentarme con mi madre a contarle lo que me ha sucedido ese día.
Suponen no poder quedar con mi hermano en la cafetería de siempre, para contarnos nuestras cosas.
Suponen no poder pasear a Maggie por mi gran avenida, aunque seamos las únicas viandantes.
Suponen no poder salir a la terraza de mi casa y llamar a mi vecina para que se asome a la ventana.
Suponen no poder ver cómo crece día a día la nueva mascota de la familia.
Suponen no poder asistir a ciertas celebraciones el día que se celebran.
Suponen no poder recorrer las calles que tantas y tantas veces me han visto caminar, en el momento que me apetezca.
Suponen no poder estar físicamente con las personas que quiero cuando necesito un poco de ellas.
Suponen sentir ese nudo en el estómago cuando pienso que quizás mis amigos se vayan olvidando de mi, con el paso de los días.
Suponen momentos de nostalgia por no poder mirar a los ojos a las personas que más quiero, por no poder sentir el abrazo de los míos, por no tener la totalidad de mis cosas personales al alcance de la mano. 
Sé perfectamente que con el tiempo, ese abismo se hará cada vez más pequeño, hasta convertirse en lo que realmente es, una mínima distancia.
Sé perfectamente que las cosas materiales sólo tienen el valor que queramos darle.
Sé perfectamente que quienes me quieren seguirán haciéndolo aunque me vaya al fin del mundo.
Sé perfectamente que la distancia más larga no es precisamente la que separa dos puntos.
Es justamente en la distancia cuando mejor se valoran las cosas y a las personas; cuando nos damos cuenta de quiénes son realmente  importantes e irremplazables en nuestra vida.
Se puede aprender a vivir sin un montón de cosas u objetos que un día creimos imprescindibles.
Se puede cambiar de escenario, se pueden cambiar los paisajes, los enseres, los hábitos.
Se pueden reemplazar los momentos, pero no se pueden cambiar los sentimientos arraigados en el alma.

Estoy viviendo una nueva etapa cuya mayor dificultad radica en la "separación de los míos", para tratar de encauzar mi propia vida, por paradójico que resulte. Es ahora cuando me doy cuenta de que, aunque son pocos, su valor es incalculable.
Mi historia no es novedosa. Es la misma de muchísimas personas que, un día decidieron dejar atrás lo que hasta ese momento había sido su vida cotidiana, para llenar lo más importante que tiene el ser humando...el corazón. Y es que el corazón, sólo puede llenarse de AMOR para que no sea un simple músculo, sino el motor de nuestra vida.
Ya lo dijo alguien: "vivir no es sólo respirar".

Es el corazón el que me ha traído hasta aquí, para poder estar a tu vera (como dice la canción).
El mismo corazón por el que he cometido tantos errores y aciertos.
El mismo corazón que me ha hecho ser má fuerte tras cada rotura.
El mismo corazón, ya con alguna que otra grieta, que sigue siendo el motor de mi vida; porque es ese corazón el que me sube y me baja, el que me hace grande y pequeña, el que me recuerda cada mañana que estoy viva y sobre todo, el que le da sentido a todo cuando hago.
Es ese mismo corazón el que extraña lo que dejé y el que me recuerda por qué lo dejé. 

P.d. Es ese mismo corazón el que ahora me dice que mi lugar está aquí, que mi lugar está contigo, porque ahora tú, y sólo tú, haces que mi corazón no sea un simple músculo.

Pd2.Seguro que nuestro proyecto quedará precioso (confío en ti y prometo implicarme)

P.d3.Quiero que la combinación de las cuatro primeras letras de tu nombre sea mi razón de ser. 

P.d4.TE QUIERO.


martes, 4 de diciembre de 2012

Sumar o restar

Las hojas del calendario han ido cayendo una a una. Algunas sin prisa y otras sin pausa. No sé si sumar un nuevo diciembre o restar un año. No me salen las cuentas. Me fallan los cálculos cuando de hacer recuento de mi vida se trata.
Lo que ayer sumaba, hoy puede que sólo sea una resta. Lo que ayer multiplicaba, hoy quizás es una simple división. Vaya, ¡que los números no son mi fuerte!
Otro otoño, otra Navidad.
En esta época del año suelo estar especialmente sensible y hasta susceptible, porque tengo la sensación de que "es obligatorio" mostrar tu mejor sonrisa, pasar por alto determinados problemas y estar más unidos que nunca.
Es como si fuera necesario hacer balance de lo que ha pasado en nuestra vida en el último año y plantarnos propósitos de enmienda. Enfrentarnos a nuestros logros y sobre todo a nuestras equivocaciones. Analizar lo que hemos hecho y lo que se nos ha quedado en el camino.
Tratar de limar asperezas, y si me apuran, hasta quitar "callosidades" que sabíamos que estaban ahí, pero claro, en diciembre todo se ve diferente.
Parece que en esta época del año necesitamos ser mejores personas, más solidarios, más amables, más receptivos a los problemas de los demás. En definitiva, es como si necesitáramos ser más humanos.
No soy de esas personas que esperan con ilusión La Navidad, que la viven y la sienten como una de las épocas más entrañables del año. Creo que realmente nunca lo he sido, con lo cual, no se trata de  una fiesta que haya dejado de gustarme por alguna razón especial. Sencillamente, como decía al comienzo del post, no me gusta la sensación de "obligatoriedad".
Si soy honesta, tengo muchísimos motivos por los que brindar, muchísimas razones por las que estar contenta; así como otros tantos por los que esperar que el nuevo año sea más próspero en determinados aspectos de mi vida. Por eso, aunque la Navidad o mejor dicho, casi todo lo que ella conlleva, no sea santo de mi devoción, este año quiero pensar  diferente. No porque deba ser así, sino porque para mi, diciembre también implica otras muchas cosas.
El frío que se cuela por todos los rincones, testigo mudo de tardes interminables de sofá y manta, acurrucados en nuestro sofá (aunque no sea el más cómodo del mundo).
El chocolate caliente con churros recién hechos, pringando las yemas de los dedos (te prometo que la próxima vez no pondré excusas)
Domingos de cine en casa comiendo palomitas de maíz (vale, vale...cotufas o roscas, para que no me riñas luego).
Acortar distancias en la cama, buscando el calor de la piel de la persona que duerme a tu lado (ya sé que vas a poner cara rara, pero no te hará tanta gracia cuando meta mis pies helados entre los tuyos).
El caldo de gallina que prepara mi madre, capaz de revitalizar todos los sentidos (seguro que cuando lo pruebes, opinas lo mismo).
Pasear sin ningún destino (por cierto, qué bien te sienta tu abrigo nuevo), mientras el resto del mundo hace sus compras navideñas y que me mires de soslayo, porque sabes que me ponen un poco melancólica las luces navideñas y los villancicos que resuenan por doquier.
Preguntarte decenas de veces al día si  me quieres (perdón, eso no sólo es propio del mes de diciembre).
En fin, que aún no he hecho recuento de lo que este año ha supuesto en mi vida.
Aún no he valorado lo que he ganado ni lo que he perdido (aunque más que perder, prefiero pensar que sencillamente son cosas que dejé atrás).
Todavía no me he puesto a hacer ese balance tan propio de esta época del año. No me he parado a ordenar mis experiencias, pero sin duda, este año ha sido un año muy  IMPORTANTE.
Un año de idas y vueltas, de tiras y aflojas, de blancos y negros, de luces y sombras. Un año de risas y llantos, amores perdidos y amores encontrados.
Un año de sueños pendientes, metas cumplidas y propósitos olvidados.
Un año de mucho bueno y un año de mucho malo.
Un año perdido y un año ganado.
Pero si tengo que destacar una sola cosa, (con tu permiso) haré uso de una de tus frases..."Este es el año en el que por fin te conocí".
Por todo lo dicho, y por todo lo que callo, creo que me equivoqué al comienzo de este post, así que voy a rectificar:
"Las hojas del calendario han ido cayendo una a una. Algunas sin prisa y otras sin pausa. Sumo un nuevo diciembre, sumo otro año".
Y además, sumo VIDA, sumo SUEÑOS, sumo PROYECTOS, sumo SONRISAS, sumo PROMESAS, sumo BESOS,  sumo CARICIAS.
Sumo AMOR, y lo más importante...TE SUMO A TI.
Y todo lo que suma crece, todo lo que suma aumenta. Permíteme SUMARME A TI.

 




viernes, 30 de noviembre de 2012

El amor no entiende de montañas.

Hace poco le pregunté a una de las personas más importantes de mi vida, cómo era posible querer tanto a alguien que da tan poco. 
Le pregunté por qué seguía convencido de que ella era la mujer de su vida, por qué seguía apostando por ese amor que le generaba tanta incertidumbre y desconcierto.
Le pregunté por qué su empeño en nadar contra corriente, por qué seguir adelante cuando todo se ponía en contra.
Le pregunté de dónde sacaba las fuerzas para seguir creyendo que era posible, que con ella sería posible construir un futuro conjunto, un mañana mejor.
Le pregunté por qué seguía subido a aquella montaña rusa de emociones, sensaciones y sentimientos encontrados.
Le pregunté cuál era el secreto para seguir confíando en ese amor, a pesar de todo.
 Él se quedó pensando la respuesta, pero sólo unos segundos...y entonces me dijo:
-"Ella es todo lo que quiero, lo que siempre quise. Ella es la razón por la que cada mañana me levanto con la fuerza suficiente para seguir adelante, aún sabiendo que, como cada día, tendré que subir una larga y difícil montaña de obstáculos, hasta llegar a la cima completamente desfallecido, pero orgulloso del esfuerzo realizado. Y cuando estoy arriba, pensando que lo conseguí, me doy cuenta de que al día siguiente debo volver a escalar esa misma montaña como si fuera la primera vez. Y así día tras días. Subir y bajar, bajar y subir.-"
Lo miré con cara de asombro, de no entender bien por qué su empeño en sortear cada día las mismas dificultades, las mismas barreras, los mismos obstáculos. 
Le insinué que sería  mucho más fácil bordear la montaña en lugar de escalarla, dejarla atrás y seguir caminando. Y entonces él respondió:
-"Lo que sucede es que mi felicidad no consiste en bordear esa montaña, mi felicidad pasa por destruirla, porque es ésa montaña la que nos impide avanzar. Es ésa montaña la que me separa de ella. No se trata de bordear el obstáculo, sino de ser capaz de hacerlo desaparecer"-.
-¿Crees que tendrás la fuerza suficiente para conseguir tu propósito?- pregunté.
-"Te voy a contar el secreto- me dijo. Lo que ella no sabe, es que cada vez que subo la pendiente y llego a la cima, consigo bajar con algunas piedras en los bolsillos. Sé que de momento la ausencia de esas piedras apenas se percibe, pero también sé que con cada una de ellas, la montaña va disminuyendo, haciéndose cada vez más pequeña. Sólo es cuestión de tener la suficiente perseverancia para que la montaña termine cayendo a mis pies, convirtiéndose sólo en un montículo de tierra"-
No salía de mi asombro ante sus palabras.
-"¿Tanto la quieres?"- me atreví a preguntar.
-"Tanto como para saber que seguiré escalando esa montaña  tantas veces como sea necesario, aún cuando me falten las fuerzas. Tanto como para saber que tarde o temprano, la montaña desaparecerá para siempre"-.
No quise seguir haciendo preguntas, pues con tan pocas palabras me había dado una de las mayores lecciones sobre el significado verdadero del amor.

Pd. Gracias Maroto por haber sido la inspiración de este post, que se ha tejido hilando tus palabras. Te dedico estas letras por tu manera de explicarme que las dificultades, tarde o temprano, desaparecen. Sólo es cuestión de apostar por lo que se quiere y no morir en el intento.



domingo, 25 de noviembre de 2012

A esas personas…

Para alguien a quien le gusta escribir y compartir sus letras, como es mi caso, el hecho de saber que hay personas que por algún motivo siguen tus idas y venidas, es una gran satisfacción.
La mayoría de la gente que a menudo entra en mis retales, lo hace desde el cariño. Otras por mi forma de expresar lo que siento en cada momento.
Hay quienes lo hacen porque comparten la afición de escribir, y también las hay (aunque me consta que son la minoría), que lo hacen simplemente esperando encontrar un post con el que puedan deducir que mi vida no anda bien.
A esas personas es a quien les dedico hoy estas letras.
A esas personas que prefieren culpar a los demás, de sus fracasos personales, emocionales o sentimentales. Cuando son ellas, las únicas culpables de cómo han manejado los hilos de su vida.
A esas personas que entran aquí a cotillear en busca de algún episodio de novela negra, algún capítulo del que pudiera avergonzarme o alguna página que debiera arrancar de mi vida.
A esas personas sólo quiero decirles, que estoy plenamente orgullosa de cada una de las cosas que he vivido (buenas, malas o regulares).
Orgullosa de cada uno de mis tropiezos, porque de ellos he aprendido y madurado.
Orgullosa de cada una de las personas que han entrado en mi vida. De las que se han ido y de las que se han quedado, porque de todas aprendí algo…con todas viví algo único e irrepetible. El tiempo no se puede detener ni rebobinar. El pasado es eso, pasado. Experiencias y lecciones que conforman nuestro particular cuaderno de vida.
Orgullosa de mis fracasos porque han supuesto una nueva oportunidad de recomponerme y mirar al frente. Con cada uno de ellos he madurado, me he enriquecido y sobre todo, me han demostrado lo fuerte que soy.
Orgullosa de las lágrimas que he derramado, porque la vida me ha compensado con un montón de sonrisas.
Orgullosa de lo que he hecho, aún cuando mis acciones hayan sido erróneas, porque tengo la tranquilidad de que  jamás he hecho nada con la intención de hacer daño gratuito.
A esas personas que se atreven a hacer juicios de valor sobre mi persona, sin tan siquiera conocerme, sólo puedo darles las  GRACIAS.
Gracias por hacerme importante en sus vidas, porque aunque sólo sea para juzgarme o criticarme, se toman la molestia de tenerme presente.
Sé que es mucho más fácil arremeter contra los demás, en lugar de mirarnos en el espejo y preguntarnos cuál es nuestro nivel de responsabilidad en esto o en aquello.
Es menos doloroso buscar culpables a nuestra infelicidad fuera de casa, fuera de nuestro alcance, porque así podemos justificar mejor nuestros propios errores.
Es más sencillo pensar que nada hubiera pasado si tal persona, no se hubiera cruzado en nuestra vida, pero nadie se cruza en la vida de nadie por casualidad, y la decisión de si ese alguien se queda o no en ella, es nuestra. 
Somos nosotros quienes abrimos o cerramos la puerta a quienes aparecen en nuestra vida. Somos nosotros quienes tenemos la última palabra.
Cuesta menos criticar e injuriar a otro, que hacer examen de conciencia. Sí, me he podido equivocar en muchas de mis decisiones, pero soy la única responsable de ellas.
Cada uno de los post de este blog, es un pedazo de mi vida. Cada uno de mis retales es un trozo de mi alma.
He amado y he querido (que no es lo mismo), y también he confundido alguna vez el amor con otros sentimientos.
He sido la primera para algunas personas, y la última para otras tantas.
Me han querido con locura, y también me han querido desde la locura.
Me han desarmado el corazón y también me lo han recompuesto.
Me han dado nuevas oportunidades y también las he dado.
Me han hecho grande y también pequeña.
Me han hecho creer en la vida por encima de todo y también me han matado en vida.
Me han regalado lunas y estrellas y también me han bajado a los infiernos.
Me han perdonado mis errores y yo también he perdonado.
Me han hecho sentir la mujer más feliz del mundo y también la más desdichada.
Me han endulzado el oído, mientras me daban de beber el veneno de la traición.
Y me quedo con TODOporque todo forma parte de mi vida.

He perdido muchas batallas, pero voy a ganar una guerra. La más importante, la única que me preocupa… la guerra contra mí misma. La guerra contra mi “quiero y no puedo”.

Por eso no me avergüenzo de NADA de lo que he hecho. 

He sorteado las muchas dudas que me han traído hasta aquí.
He cometido muchos errores pero que nadie olvide que en la oscuridad es muy fácil tropezar con cualquier obstáculo.
Así que a esas personas que me siguen, con el único interés de abrir un día el blog y encontrar algo que les haga regocijarse en mi dolor, sólo decirles que ese día, también estaré orgullosa. Lastimada, pero orgullosa, porque el dolor también es un sentimiento, y mientras sea capaz de sentir, significará que estoy viva.

Antes de concluir, sólo una cosa más…
No te culpo de culparme, ni te juzgo por juzgarme. Puedo llegar a entender tu rabia y hasta tu dolor, porque como sé que me sigues, sabrás que he pasado por algo similar. Sólo permíteme que te recuerde que el amor todo lo puede, y todo lo perdona. 
Es duro darse por vencido cuando aún se siente, pero para que el amor se sostenga…tienen que haber dos corazones latiendo al mismo son.

 

lunes, 19 de noviembre de 2012

No tiene precio.


Que estamos en una época difícil para la mayoría de personas, no es nada nuevo.
La crisis hace mella cada día en la economía familiar y personal, lo cual genera muchísimas desavenencias entre quienes un día se prometieron amor eterno. 
Es complicado renunciar a muchas cosas que formaban parte de nuestra vida, ajustarse cada mañana un poco más el cinturón, cuando éste ya oprime tanto que pocos agujeros más se le pueden hacer.
Cuesta renunciar a aquellos pequeños placeres que formaban parte de nuestra rutina, y que hoy se convierten en artículos de lujo. 
No es fácil tratar de guardar lo que no se tiene o sacar de donde no hay. Hacer cábalas para llegar a fin de mes, quienes tienen la suerte de contar con una nómina, o hasta el próximo día 10 o hasta Dios sabe cuándo aparecerá un nuevo ingreso en casa.
Sí, sin duda son tiempos complicados. Y aunque dice el refranero popular que "Dios aprieta pero no ahoga", hay momentos en los que como poco, asfixia.
No voy a hablar de política, ni de recortes, ni ahondar en el tema de la crisis que es "voz populi" en cualquier foro o plataforma. Entre otras cosas, porque bastante jodidos estamos ya, como para ponerme yo a divagar sobre el tema.
Este post quiere servir como alegato a lo poquito que cuesta arrancar una sonrisa a quien nos importa, lo poquito que cuesta hacerla sentir especial, única.
Lo poquito que cuesta hacer feliz a alguien, haciendo que olvide los problemas o, al menos, haciendo que los problemas sean más llevaderos, más ligeros.

Así que gracias por hacer mi vida más fácil y demostrarme que lo más valioso de la vida, lo que me hace realmente feliz...no tiene precio.

Despertarme cada mañana rodeada de tus brazos y cubierta de besos...no se puede comprar con dinero.
Aguantar tus "ataques de amor" y que me beses sin parar y muerdas cada centímetro de mi piel...no se puede comprar con dinero.
Que me llames en el momento más inesperado para decirme que me extrañas y que soy lo mejor de tu vida...no se puede comprar con dinero.
Que te entre la risa cuando yo estoy "de morros"...no se puede comprar con dinero.
Que me repitas hasta la saciedad que me quieres "tuti pleni"...no se puede comprar con dinero.
Que me dejes la casa llena de mensajes románticos...no se puede comprar con dinero.
Que me pidas que te peine aún sabiendo lo exigente que eres con tu pelo...no se puede comprar con dinero.
Que me digas que tengo los pies más bonitos del mundo, sabiendo que los odio...no se puede comprar con dinero.
Que confíes en mi para hacerte la maleta a pesar de lo meticuloso que eres para tus cosas...no se puede comprar con dinero.
Que te hable de cualquier cosa y me digas que si para mi está bien, para ti también...no se puede comprar con dinero.
Que me acunes para dormir, aunque se te quede el brazo dormido...no se puede comprar con dinero.
Que te preocupes por cada cosa que es importante para mi...no se puede comprar con dinero.
Que pidas gambas al ajillo de primero, aunque apenas te gusten...no se puede comprar con dinero. (las gambas sí, pero el detalle no).
Que me dejes ser yo misma en cada momento...no se puede comprar con dinero.
Que me ponga a bailar en plena calle y que en lugar de afrentarte te "descojones"...no se puede comprar con dinero.
Que creas en mi por encima de todo...no se puede comprar con dinero.
Que me digas lo orgulloso que te sientes de estar a mi lado...no se puede comprar con dinero.
Que me sermonees incansablemente para hacerme entender que hay cosas que pueden mejorar la relación...no se puede comprar con dinero.
Que me digas cada día que soy todo lo que quieres...no tiene precio.

Que seas lo que siempre busqué...que tengas lo que siempre quise...que me quieras como me quieres y que te quiera como te quiero...JAMÁS PODRÁ COMPRARSE CON DINERO.

P.D. Que me traigas a casa el plato que tanto quería para mi desayuno, sí se puede comprar con dinero, pero que te hayas acordado de ese detalle...no tiene precio.



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Me gusta...me gustas.

Me gusta cuando llegas a casa y por muy cansado que estés, por muy dura que haya sido la jornada, me estrechas entre tus brazos para decirme cuánto me has echado de menos.
Me gusta tanto que me despiertes llenándome el cuerpo de besos, que a veces me hago la dormida esperando ese momento.
Me encanta cuando me miras, incapaz de expresar con palabras el amor que sientes por mi, y descubro a través de tu mirada, el verdadero sentido de la vida.

Son tantas las cosas que voy descubriendo a tu lado...
Son tantas las cosas que voy aprendiendo de ti...


Me parece admirable tu capacidad de seguir creyendo en el amor por encima de todo.
Me enseñas cada día que la vida carecería de sentido sin alguien a quien amar, sin alguien con quien compartir los pequeños momentos del día a día.
Sigues estando convencido de que el amor lo puede todo, que es más fuerte que cualquier dificultad y más poderoso que el mayor de los obstáculos.
Sigues pensando que los problemas están para resolverlos y no para revolcarnos en ellos, y que los problemas hay que dejarlos detrás de la puerta cuando llegas a casa.
Contigo estoy aprendiendo que hay que decir todo lo que se piensa, por bueno o malo que sea, para evitar que el desasosiego se enquiste en el corazón.
Me demuestras cada día que los pequeños detalles son los que alimentan el amor, sin que sea necesario disponer de más recursos que una simple sonrisa, un post-it en cualquier rincón de la casa, o un "gracias por estar ahí".

Son tantas las cosas que descubro cada día de ti...
Son tantas las cosas que aprendo cada día de ti...

Me gusta tanto que me gustes tanto.

martes, 13 de noviembre de 2012

Si alguna vez...

Si alguna vez te preguntas si realmente te quiero, cierra los ojos y recuerda la forma en que te miro.
Si alguna vez tienes dudas de lo que siento por ti, cierra los ojos y recuerda esos instantes en los que no hicieron falta palabras para declararte mi amor.
Si alguna vez olvidas el por qué estamos juntos, cierra los ojos y revive los momentos compartidos que ya nadie nos podrá arrebatar.
Si alguna vez te fallan las fuerzas...dímelo. No calles lo que no se debe callar. 
No trates de parecer siempre el más fuerte para evitar que me preocupe, porque será en esos momentos donde te demuestre mi  fortaleza.
Si alguna vez necesitas que te sujete fuerte porque sientes que tu mano resbala, no te preocupes, me aferraré a tu cintura para no dejarte caer.
Abriré las ventanas cuando te falte el aire.
Sacudiré el polvo de tus entrañas para que  no te cueste respirar.
Seré tu lienzo en blanco para que pintes una sonrisa.
Mi piel será el mapa del tesoro perdido que has de encontrar.
Mi cuerpo tu abrigo en las noches de frío.
Mi alma la telaraña en la que te has de enredar.
Quiero ser siempre tu media naranja. 
Quiero ser siempre tu otra mitad.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Gracias y perdón...

Una nueva página en blanco frente a mis ojos, que desearían poder mirarte en este momento.
Es tu nombre el que hilvana en mi cabeza un montón de pensamientos desordenados.
Son tus besos los que zurcen mi corazón agrietado.
Son tus caricias las que suavizan mi piel, cuando siento que me desgasto.
Hoy vuelves a ser protagonista de mis letras, sabiendo que el viento sopla a favor, lo que pasa es que a veces me empeño en ponerme en su contra.
Durante algún tiempo he preferido cerrar los ojos y dejar que el tiempo meciera mi vida a su antojo. Me limité a oírte sin saber escucharte, a replicarte sin disponer de argumentos, a justificarme sin justificación alguna.
Apostaste por mi desde el minuto cero. Me brindaste tu mano asegurándome que jamás la soltarías. 
Me recordabas cada día que no estaría sola, si te permitía caminar a mi lado. 
Los problemas reales o ficticios, nunca fueron un problema para ti.
"Sin contrato ni permanencia, más allá de la que ambos queramos"-dijiste un día.
Por eso, hoy quiero darte las GRACIAS, así en mayúscula, por haber sido mi lazarillo cuando mi única ceguera consistía en no querer abrir los ojos.
Tenías razón cuando decías que mi verdadero problema eran mis fantasmas y temores infundados. Cuando me asegurabas que sólo moviendo los pies podría empezar a caminar. 
Cuando afirmabas que no había nada peor, que sentirse derrotada sin haberlo intentado.
Reconozco que muchas veces miré a otro lado, que tus consejos llegaron incluso a molestarme, que no supe poner puntos y aparte en el momento exacto, que me costó horrores asumir la inmensa verdad que encierra una de tus frases favoritas "se vive o no se vive".
Ahora, con la ventaja de ver las cosas desde otra óptica, con la experiencia de lo vivido y con la página pasada, valoro sobremanera tu paciencia, tu constancia y sobre todo, tu entrega.
No titubeaste en ningún momento, no dudaste en ningún instante, no miraste hacia atrás ni un sólo segundo.
Has ratificado cada una de tus palabras con hechos. 
Has agarrado con tanta fuerza mi mano, que eres capaz de sentir, incluso antes que yo, cuando pierdo el equilibrio. 
Has llenado vacíos y vaciado huecos que estaban llenos de vacío.
Has sido sincero, honesto y coherente con cada uno de tus argumentos, demostrándome que aunque haya cosas que al decirlas duelan, es necesario, como dices tú, "no críar pulgas", para evitar malos entendidos.
Y no sólo quiero darte las GRACIAS, sino también quiero pedirte PERDÓN, éste también en mayúscula.
Perdón porque ahora sé lo difícil que te lo he puesto, los obstáculos que yo misma he colocado en nuestro camino, los malos ratos que te he hecho pasar con mis dudas e incerdidumbres. 
A ti, que te gusta tenerlo todo bajo control, ha debido resultar harto complicado, sentir la impotencia de no poder luchar contra mis fantasmas y mis miedos. 
Perdón por los besos que no tuviste cuando tanta falta debieron hacerte. 
Perdón por no abrazarte cuando sentías que te desarmabas, aunque trataras de disimularlo.
Perdón por mis ausencias repetidas y perdón por mis silencios cuando debí esgrimir mis mejores argumentos.
Perdón por no ponerme en tu piel, por no caminar a tu lado y en cambio, pretender que tú estuvieras en mi camino a pesar de todo.
Perdón por haber hecho que mis palabras perdieran credibilidad, perdón por los momentos que perdimos. Estoy convencida de que los que vendrán, serán mucho mejor, porque al menos, serán reales.
Sólo espero poder compensar con risas, cada una de las lágrimas que te tragaste (vale que no eres de llorar por fuera, pero no me podrás negar que también se llora por dentro).
Espero poder demostrarte que no ha sido en vano cada uno de tus esfuerzos, que no te equivocaste cuando dijiste que te bastarían diez minutos para saber si era "lo que siempre le habías pedido a los Reyes Magos". Quizás sus Majestades de Oriente, este año se adelantaron (jajajaja)
Quizás sea una chorrada, o pura coincidencia, pero recuerda que sólo yo he descubierto la combinación perfecta de las cuatro primeras letras de tu nombre...y esa palabra tan pequeña y tan grande a la vez, será nuestra bandera, nuestro faro en este caminar juntos por la vida.
Sé que no será fácil, sé que titubearé, sé que volveré a perder el equilibrio, sé que me perderé en las musarañas, y sé que tú también lo sabes, porque me conoces más de lo que a veces quisiera. Pero también sé, que no soltarás mi mano y que me recordarás cuando haga falta, el verdadero sentido de esas cuatro letras.
Con todo mi AMOR...

lunes, 29 de octubre de 2012

Besos eléctricos

He rescatado una de mis grandes pasiones...escuchar la radio.
Ya he comentado en el blog, que durante más de una década de mi vida, me he dedicado a la radio. Durante esa etapa profesional me dediqué en cuerpo y alma a la radio. Aprendí mucho de ella, conocí a  mucha gente y disfruté de momentos inolvidables y mágicos, como no podía ser de otra manera, en un medio tan bonito.
Desde siempre mi vida ha estado marcada por la radio, a pesar de que entré a formar parte de ese mundillo de forma casual. 
Recuerdo perfectamente la época en la que estudiaba con la radio puesta, cosa que le cuesta creer a muchas personas pues no entienden cómo podía concentrarme. Y las innumerablesn noches que me dormía mecida por las olas del programa "Océano Pacífico", o los desvelos que me ocasionaban los testimonios de "Hablar por Hablar".
Hago esta introducción sin ánimo de extenderme mucho más, porque lo que realmente me apetece publicar en este post, es un relato que precisamente escuché en días pasados, en el mencionado programa "Hablar por Hablar" de Cadena Ser. 
Cuando escuché el podcast de ese relato, mientras daba mi habitual paseo con Maggie, me gustó tanto que quise guardarlo para compartirlo con todas las personas que siguen mis retales.Creo que cuando lo lean, sabrán el por qué me gustaron tanto estas letras que aquí transcribo:

"Todos necesitamos saber que hay alguien que nos mira a los ojos, con ojos distintos. Que alguien nos mira como si fueran los únicos ojos del universo.
Todos necesitamos que haya alguien capaz también, de leer nuestros labios o de leer nuestras pupilas, o de interpretar la secuencia de nuestros párpados, ese código que oculta el parpadeo.
El caso es que dos de “esos” alguien, viajaron anoche en el asiento trasero de mi taxi. Apenas me indicaron un destino y se quedaron clavados, los ojos de ella en los ojos de él, comiéndose a vistazos, como inyectando brillo en la mirada del otro.
Fuera de aquello nada más importaba, o al menos no existía para ellos, ni las calles, ni el tráfico, ni las luces, ni el taxímetro. Yo les miraba a través del espejo, o más bien admiraba una obra de arte. Dos cuerpos enmarcados a punto de besarse. Él entonces bajó la mirada a los labios de ella, ella entonces bajó la mirada a los labios de él. Parecía un lenguaje encadenado, una suerte de baile sin música. Tú me sigues, yo te sigo.
Pero entonces, de tanto admirar su burbuja a través del espejo, perdí de vista el tráfico y a punto estuve de impactar contra el coche de delante. Frené a tiempo, y en ese frenazo sus cuerpos se movieron, ella hacia él y se tocaron las caras, y aprovecharon aquel movimiento brusco para besarse. Sin querer había sido yo el detonante, la chispa, el empujón urgente a través del cual, esos pares de ojos hambrientos empezaron a comerse a besos.
Desconozco si aquel beso fue el primero del resto de sus vidas, al menos parecía el único, como si nunca antes se hubieran besado, o actuaran como si no volvieran a besarse nunca más. Era el beso del sentenciado a muerte, uno de esos besos que desintegran las manillas.
Y podréis creerme o no, pero juro que en ese preciso instante, como a mitad de trayecto, se me apagó el taxímetro. Se nubló la pantalla y con ella los euros que marcaba, así que al llegar a su destino no supe qué cobrarles o si pagarles yo, por haber sido testigo de aquel impagable besos. Al final quedamos en tablas, yo no les cobré a ellos ni ellos me cobraron a mi.
Más tarde el mecánico del taller me dijo que había saltado un fusible en el taxímetro, debido a una subida de tensión. No me extraña, pensé. El mecánico me cambió el fusible y aparte le pedí que me vendiera doscientos fusibles más, con la esperanza de gastarlos todos".

miércoles, 24 de octubre de 2012

Cambios...

Se avecinan cambios...
Estoy comenzando una nueva etapa de mi vida, que no es lo mismo que cambiar de vida.
Hago esta puntualización porque creo que no se cambia de vida, se cambia la forma o el estilo de vivirla. Se cambia el lugar, la gente que te rodea y, en mi caso concreto, hasta el aire que respiras al abrir la ventana.
No quiero pensar que hacer la maleta  implique un cambio de vida, porque hay cosas de la mía que no quiero cambiar. 
Me gusta ser como soy y vivir como vivo, bueno, esto último no es del todo cierto, pero tampoco es una falacia. Lo que sucede, es que a veces cuando tienes todo lo que creíste necesario para ser una persona feliz, te das cuenta de que no es suficiente. 
No se trata de ser una inconformista, ni de tener grandes aspiraciones. Se trata sencillamente de vivir, y la vida cobra un sentido especial.
Cuando sientes que cada día es una nueva oportunidad de ser un poquito más feliz.
Cuando sientes que las dificultades son más pequeñas que las ganas de salir adelante.
Cuando sientes que los problemas tienen solución. cuando sientes que vale la pena remar contra corriente, porque antes o después, el viento dejará de soplar en contra.
Y es por eso, sólo por eso, por lo que en esta nueva etapa de mi vida dejo algunas cosas atrás con el ánimo de encontrar otras muchas.
No pretendo sustituir nada ni a nadie, no pretendo olvidar nada ni a nadie, no pretendo arrancar ninguna página de mi vida. Simplemente, ha llegado el momento de seguir escribiendo, o al menos, de seguir haciendo garabatos en una nueva página en blanco, con lo que ello implica.
Tengo una razón de peso que hace que mi balanza se incline hacia el cambio, hacia lo nuevo, lo desconocido. Es mi razón principal, o mejor dicho...es toda mi razón.
Sé que echaré de menos muchas cosas y sobre todo, a muchas personas, pero ahora lo que toca es pensar un poco en mi, en lo que siento, en lo que quiero y en lo que necesito.
No sé cuánto tiempo, ojalá sólo haya pasaje de ida, pero dure lo que dure esta nueva etapa, pienso vivirla como lo que es...única e irrepetible.
Quiero llenar mi nuevo equipaje de esos momentos que te dejan sin aliento, de esas miradas que penetran como puñales en el alma, de instantes que quedan para siempre en la memoria, de silencios que traspasan el sonido, de aromas que se incrustan en la piel, y de besos que llegan al corazón.

lunes, 22 de octubre de 2012

Lo supe...lo sé.

El viento tenía razón por más que yo me empeñara en llevarle la contraria.
Las olas del mar en su constante vaivén, me susurraban tu nombre una y otra vez.
Cuando regresé al lugar donde me había perdido, encontré lo que andaba buscando.

Y  de repente lo supe...
Lo supe cuando me reencontré con tu mirada. Tus ojos no pueden mentir, y los mios comenzaron a mirar en la dirección correcta.
Lo supe cuando me estrechaste en tus brazos y sin mediar palabra lo dijiste todo.
Lo supe cuando te miré en aquella cafetería y tras contarte mi último "secreto", te limitaste a confíar en mi, sin hacer más preguntas.
Lo supe cuando vi las velas perfumadas con las que pretendías que nuestro reencuentro tuviera un aroma especial.
Lo supe porque tu piel y la mía encajaron como si nada hubiera pasado.
Lo supe porque en cada uno de tus besos se escapaba un "te quiero".
Lo supe porque hay cosas que no se pueden fingir.
Lo supe porque de repente todo recobró su sentido.
Lo supe porque hasta sentí celos de algo absurdo.
Lo supe porque en tus brazos me sentía feliz. 

Y ahora lo sé...
Lo sé porque no dejo de pensarte.
Lo sé porque te extraño cada minuto.
Lo sé porque deseo volver a dormir contigo.
Lo sé porque hasta el silencio grita tu nombre.
Lo sé porque siento que nada es igual sin ti.
Lo sé porque cuando te pienso la vida es más fácil.
Lo sé porque simplemente quiero estar a tu lado.

domingo, 14 de octubre de 2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

Buscándome II

Muy pronto regresaré al mismo lugar donde te encontré y me perdí.
Deseo con todas mis fuerzas encontrarme y no perderte ahora a ti.
Mirarnos y entender que todo es posible.
Convencerme de que mis dudas son sólo eso...dudas.
De que mis miedos son sólo eso...miedos.
Daría cualquier cosa para que el viento soplara a favor, para que la luna me guiñara el ojo como dándome a entender que estoy en el camino correcto.
Quisiera poder olvidarme de lo que dejo y pensar sólo en lo que puedo ganar.
Soy consciente de cada uno de tus esfuerzos, del aire que te falta al respirar, de los abrazos que no te he dado y de lo mal que se pasa, cuando no se sabe qué va a pasar.
Muy pronto estaré de nuevo a tu lado, viendo la vida pasar.
Ojalá la brisa marina, ojalá la arena del mar...me susurren al oido qué camino debo tomar.
Espero con todas mis fuerzas, poder volverme a encontrar. 

jueves, 4 de octubre de 2012

Buscándome

Por si alguien me echa de menos por estos lares...simplemente decir que ando buscándome.
Gracias por esperarme.

martes, 7 de agosto de 2012

Futuro inmediato

Me preguntas qué le pido a la vida, cuál sería mi planning perfecto para el futuro más inmediato, y me quedo pensando en ello.
Nunca se me ha dado bien hacer una lista, sea del tipo que sea, más que nada porque me cuesta definir el orden de prioridades cuando  realmente todo me parece importante. ¿Son acaso menos importantes los condimentos que la base?

Supongo que como la mayoría de las personas, mi principal deseo en la vida es vivirla con tal intensidad, que cuando eche la vista atrás y haga recuento de lo pasado, se dibuje una sonrisa en mi cara, como símbolo indiscutible de todo lo bueno que me sucedió.

Tener la suficiente fortaleza para afrontar cualquier zancadilla, para levantarme tras cada tropezón y salir airosa de cada golpe.
Asumir que nunca dejaré de cometer errores, pero no por ello, rendirme ante  las adversidades.
Disfrutar de cada momento con la total certeza de que será único e irrepetible.
Morir con la sensación de que he hecho todo lo que me ha apetecido, que he disfrutado tanto como he querido y que he sido capaz de llevar a buen puerto, el timón de mi vida.

¿Mi futuro más inmediato?...Lo imagino contigo.

Imagino largos paseos cogidos de la mano, entre risas y carantoñas, salpicadas de batallas dialécticas que más allá de cualquier malentendido, terminarán por hacernos soltar grandes carcajadas.
Te veo cerrándome la puerta, justo en el momento en que me toca salir, por esa peculiar manera que tienes para decirme que soy importante para ti.
Cierro los ojos y te observo en el sofá junto a la ventana, mientras te miro desde mi silla y charlamos sobre cómo queremos gestionar nuestro mañana, que es hoy.
Puedo escuchar los "te quiero" que me regalas sin palabras cuando me miras, porque tus ojos son incapaces de mentir.
Escucho el eco de tu risa cuando algo me sale del revés y prefieres restarle importancia, con ese humor tan particular que te caracteriza.
Saboreo los miles de millones de besos que nos daremos, siento la infinidad de caricias que nos erizarán la piel y el número indeterminado de veces que haremos el amor, hasta quedar exhaustos.
Disfruto de las muchas noches que nos tumbaremos en la arena de cualquier playa, con un manto de estrellas como único cobijo. Nos quedaremos paralizados en silencio, pensando cada uno en sus cosas, que al final serán nuestras cosas.
Imagino tardes de charla y confidencias en cualquier terraza, compartiendo un café. Por supuesto, el tuyo siempre más oscuro que el mío y con azúcar.
Domingos de cine, chocolate con churros (los mejores del mundo), proyectos conjuntos y promesas por cumplir.
Puedo soñar con días que empezarán siempre enredada en tus brazos y noches que culminarán con nuestros cuerpos empapados de amor.
Me atrevo a soñar con sumar años a tu lado, restar primaveras y multiplicar nuestra vida con "retalitos" fruto del amor. Retales que no serán sólo míos, retales que serán el reflejo de los dos.


Me lo ha dicho el viento...

Hay miradas que hablan con más elocuencia que las palabras, silencios que cuentan todo lo que callas, suspiros que recitan poemas de amor y caricias que te hacen sentir el mayor de los orgasmos sin tan siquiera quitarte la ropa.
A veces no es necesario decir nada para contarlo todo, y otras veces, es el viento quien tiene la última palabra.
Hoy más que nunca, sé que el viento no se equivoca. No se puede perder lo que no se tiene, pero sí se puede ganar lo que nunca se ha tenido.

Así comienza un nuevo capítulo de mi vida...
Una nueva etapa que huele a brisa marina, que sabe a sal y suena a rocas chocando entre sí, por el devenir de la marea.
Una nueva etapa donde nada será más importante que el ahora, en la que las miradas furtivas de quienes esperan que me caiga, carezcan de importancia.
Una nueva etapa en la que yo decida cómo vivir y no viva como otros esperan que lo haga. En la que no importen los "cómo" sino los "por qué".

Porque hay que luchar por los sueños.
Porque hay que apostar por la vida.
Porque sólo se vive viviendo.

La peor soledad es la que  se vive en compañía. Cuando dejamos de ser honestos con nosotros mismos, cuando nos aferramos a sueños rotos, a corazones vacíos y a sentires muertos, curiosamente por miedo a la soledad. Esa soledad compartida es el mayor lastre que se puede llevar a cuestas, porque su peso es mayor cada día.
Sólo cuando comprendemos que muchas veces perder es ganar, que menos puede ser más y que sólo restando se puede sumar...uno empieza a entender que sólo algo vacío, puede llenarse de nuevo.

El miedo es nuestro peor enemigo, y durante mucho tiempo, mis temores han sido más fuertes que mis sensaciones, que mi yo verdadero. Miedo al fracaso, miedo a equivocarme, miedo al que dirán, miedo a hacer sufrir a quienes me quieren, miedo a ver el final sin vivir el comienzo.
Ahora mi único miedo es "dejar de vivir por miedo a..."
Así que desde aquí le declaro la guerra al miedo, y ya que me pongo bélica, le declaro la guerra a cualquier obstáculo que me traten de imponer, para llegar a donde quiero llegar.
Si te estás preguntado a dónde pretendo llegar, mi respuesta es clara y concisa...a donde me lleve el viento.

lunes, 2 de julio de 2012

La historia de María (Cap.III)

A pesar de lo frágil que se sentía, María sabía que debía aceptar las cosas tal y como eran. Asumir los cambios que iba experimentando.
A ella le gustaba pensar que se trataba de un "proceso evolutivo" necesario para seguir adelante.
Sus ojos habían perdido mucho del brillo que antaño se reflejaba en el espejo de su alma, pero estaba convencida de que algún día volverían a brillar con luz propia, porque tras las sombras, el sol se aprecia mucho mejor aunque encandile.
Tenía razones suficientes para no darse por vencida, aunque algunas veces faltaran los motivos. Pero sobre todo, tenía la capacidad de levantarse del lodo, de sentarse con ella misma a dialogar. 
Qué importante es hablar con uno mismo y qué poco tiempo dedicamos a tal menester.
María trataba de aprender de los errores cometidos, trataba de crecer como persona y sobre todo, trataba de reconocerse como la mujer que siendo humana, tropieza dos veces con la misma piedra.
Aquella mañana había tomado la firme decisión de pasar página. No quería pasarse las horas añorando lo que fue, extrañando lo que hubo, recordando lo vivido.
Aquella mañana María quería preguntarse lo que podría ser. No quería seguir sintiéndose una extraña en su propia vida, una intrusa en su propio ser.
Cuántas miradas tristes a su alrededor, en aquella cafetería donder perdía el tiempo divagando, mirando sin mirar. Cuántos corazones vacíos, rotos, incompletos por doquier.
Cuánta tristeza flotaba en el aire...No, no quería que ese fuera su reflejo.
María aún tenía mucho que dar, mucho que recibir y sobre todo...mucho que vivir.
Era el momento de ponerse en pie, de lucir su mejor sonrisa y abrir la puerta a lo nuevo, a lo desconocido, a lo que estaba por venir.

viernes, 29 de junio de 2012

Todo y nada de lo que soy...

Soy la perfecta imperfecta.

La racional más irracional.

La que ama sin media, y la que pone freno al amar.

Soy tan grande y tan pequeña,
como la luna llena al menguar.

La que es capaz de brillar cuando todo está oscuro,
y la que se apaga como una estrella fugaz.
Soy la que todo lo sabe,
cuando realmente no sabe nada.
La que todo lo absorbe, y a la que todo se le escapa.
Soy ave de paso que  migra, cuando busca su morada.
La flor que crece con fuerza,
marchitándose en la nada.
Soy lluvia en pleno verano, oasis en un desierto.
Soy todo lo que te digo...
y nada de lo que cuento.

jueves, 28 de junio de 2012

Mirando al frente...

Un nuevo horizonte, tan infinito que asusta contemplarlo desde la soledad de mi ventana, cuyos cristales necesitan un repaso urgente.

Cuántas cosas hay que re-ubicar de puertas para dentro. 

Cuántos trastos hay que llevar al contenedor más próximo.

Reciclar pensamientos, reutilizar aquello que quedó olvidado en un rincón donde el polvo ha hecho su morada.
Asumir que la vida se compone de etapas que se cierran, y etapas que suponen un nuevo comienzo.
Hay que pensar con optimismo y plantearse las nuevas oportunidades como retos a afrontar, como nuevos sueños por los que luchar, como nuevas alternativas para tratar de ser feliz.
La vida por sí misma ya tiene demasiados obstáculos como para poner nuevos escollos en nuestro camino.
Hay que aprender a encontrar nuevas miradas, mirar otros horizontes, emocionarse ante lo nuevo y volver a soñar.
Hundirse es el camino fácil cuando la vida te pone la zancadilla. Dejar que el miedo te paralice es la alternativa más rápida, pero sólo los cobardes se olvidan de vivir, y yo no quiero ser una cobarde más.
Quiero estar preparada para la lucha, no quiero que el miedo paralice mis sentidos. 
Quiero ver una nueva oportunidad en lugar de un nuevo fracaso.
Quiero VIVIR y la vida es plena cuando vivir es una decisión que se renueva cada día. 

lunes, 18 de junio de 2012

De repente...

Te dije que lo haría...y salvo excepciones ajenas a mi voluntad, suelo cumplir lo que digo.
Así que quiero plasmar en estos retales, esas letras que de forma improvisada tomaron forma en un pequeño papel arrugado que aún guardo en mi cartera.
No voy a extenderme más, porque es innecesario explicar nada. Con tu permiso, hoy dejo constancia de lo que en una noche increíblemente inolvidable, dejaste en ese papel que guardaré con todo mi cariño.
"De repente aparece la furia en el doblez de su vida, apoderándose con el sentir tierno y sincero de su amor, dando luz a una emoción de incertidumbre paralizadora que cambia bruscamente el sentido de las agujas del reloj, devolviendo a este mundo tal vez, lo que ciertamente es.
Dudar de la claridad del agua, creer en la maldad del ser. Renunciar, desistir en dar pasos firmes a un futuro influenciable por el pasado...
Cuando la realidad hace resecar el aire que oxigena la vida del individuo, resquebrajando su alma, sentenciándola a ser esclava perpetua de su necesidad obligada, y aceptándose nuestros miedos...seremos libres por el transitar de nuestros pasos".

Ahí queda eso...Y recuerda siempre que:

"No se puede sacar de donde no hay nada...pero sí se puede llenar algo que estaba vacío"(Magdalena Barreto)