martes, 15 de noviembre de 2011

¿Víctima o verdugo?

No salgo de mi asombro al comprobar en primera persona, que hay mujeres que aún siendo completamente conscientes de que no son queridas por su pareja, se empeñan en vivir su propia fantasía, urdiendo cualquier tipo de estrategia y artimaña con tal de no soltar el último hilo que las une a su mal llamado amor.
No estoy hablando de esas mujeres que se sienten incapaces de romper con su pareja porque el miedo es superior a sus fuerzas. Miedo a una nueva paliza, miedo a una persecución sin tregua, miedo a no ser capaces de salir adelante por sí mismas. Mujeres sometidas a un maltrato constante que las ha dejado sumidas en la más absoluta miseria emocional, y que han terminado por no reconocerse ante el espejo. Mujeres cuyo único consuelo es soñar con despertar un día y que su pesadilla haya terminado para siempre.
Algunas de esas mujeres incluso, justifican lo injustificable, se culpan de algo que no tiene nada que ver con ellas...porque nadie tiene derecho de maltratar a nadie, y esa responsabilidad recae única y exclusivamente sobre la persona que se atreve a cometer semejante aberración contra la dignidad, la integridad y la libertad de otra.
Reitero que no estoy hablando de esas mujeres, víctimas de un verdugo que las asfixia, las coarta, las intimida. Un machista (en la inmensa mayoría de los casos) que para sentirse más hombre hace uso de la violencia física o verbal, y que en el fondo, no es más que un ser acomplejado que tiene miedo a que se descubran sus propios miedos y miserias. Un sin nombre que necesita estar por encima para sentirse alguien.
Estas mujeres merecen todo mi respeto y lo único que deseo, es que más pronto que tarde, reúnan las fuerzas suficientes y el valor necesario para decir "se acabó", y empiecen a VIVIR, porque probablemente lleven mucho tiempo muertas en vida. Esas mujeres se merecen una nueva oportunidad, una página en blanco que llenar de momentos felices.
Hoy me refiero a esas mujeres que creen que el amor se puede elegir o comprar. A esas mujeres que son capaces de arrastrarse por el lodo y mendigar un poquito de amor, cual vagabundas hambrientas de cariño. A esas mujeres que piensan que los castillos pueden construirse en el aire, y que son capaces de todo por mantener a su lado a quien hace tiempo dejó de amarlas.
Hablo de mujeres que olvidaron el significado de la palabra dignidad, y cuyo amor propio abandonaron en algún lugar desconocido, al que no han podido regresar. Mujeres que desconocen que el orgullo, en el amor y en la vida, no sólo tiene connotaciones negativas, sino que también puede ser sinónimo de autoestima.
Mujeres que se inventan historias en las que no hay príncipes y princesas, sino víctimas y verdugos, tratando de dar pena porque sus parejas ya no las quieren, y se niegan a abandonar el barco porque ellas son "la señora de la casa", "la madre de sus hijos".
Mujeres que pretenden mantener "a su lado" a un hombre que, aún siendo sincero en sus sentimientos, no es capaz de hacer la maleta por el chantaje emocional al que es sometido.
Mujeres que prefieren compartir a su marido con otra, sabiendo en su fuero interno, que hace tiempo lo han perdido, antes de desplegar sus alas y volar en libertad.
Mujeres que se conforman con migajas, con "te quieros" fingidos y metiras sin fin. Que se tragan las lágrimas cuando él llega a casa impregnado de otro olor, sabiendo que busca fuera lo que hace mucho tiempo en su casa perdió.
Mujeres que ponen como excusa a sus hijos para no abrir las puertas de la libertad para los dos.
En los últimos meses he sido testigo de esta situación y me aterra pensar que haya mujeres sin un mínimo de amor propio, sin un ápice de dignidad y de coraje, para dejar ir a quien ya no las ama.
Supongo que cada una tiene sus motivos para aguantar situaciones que, a mi personalmente me desbordan, pero me parece inconcebible que una mujer piense que es natural y normal, que su pareja salte de cama en cama por el mero hecho de ser hombre.
Que no sientan el menor reparo en afirmar que entienden perfectamente que su pareja esté con otra mujer porque es un hombre, y que a su vez admita y acepte, que ella no tiene los mismos derechos, puesto que no tiene las mismas necesidades.
Y no, no hablo de mujeres de otro planeta ni de otras culturas, hablo de mujeres con los recursos necesarios para salir adelante por sí mismas. De mujeres que además, cuentan con el apoyo suficiente de quienes las rodean para decir hasta aquí he llegado, y que sin embargo, lloran por las esquinas su desdicha hasta que llegan a casa y se comportan como si no pasara nada.
Y ante eso...¿qué puedo decir?.
Me jode muchísimo porque siento que he estado perdiendo el tiempo compartiendo el dolor de alguien que, en el fondo, aguanta una situación, a mi juicio surrealista y descabellada, exclusivamente porque quiere. Quizás el amor propio que le falta para decir hasta aquí hemos llegado, lo ha volcado en conseguir que al final, él siempre regrese a casa, aunque sea a base de dar pena.
P.D1. Si en algún momento lees este post, sabrás por qué no quiero seguir siendo testigo de tu pena. La entendería si realmente fueras víctima de tu situación, pero creo que visto lo visto, te has convertido en tu propio verdugo.
P.D.2. Espero que quienes lean este post, no mal interpreten mis palabras. Reitero mi total rechazo y repulsa hacia quienes maltratan. No me estoy refiriendo a esas mujeres, y espero que se entienda.

8 comentarios:

  1. Magdalena es muy acertada tu exposición sobre la situación que viven muchas mujeres, pero te ha faltado una causa, la crisis económica que afecta a tantas parejas que quieren separarse pero que no tienen medios para vivir cada uno por su lado.

    Te refieres a los hombres visitadores de otras camas, pero no te has parado a pensar en la doble vida también de muchas mujeres casadas, tengo en mi cercanía, en la empresa, unas cuantas mujeres casadas que van de boca en boca por los compañeros, por lo fáciles, luego en su casa serán la perfecta esposa.

    De todo hay y cada vez nos comprendemos y aguantamos menos.

    Un beso

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  2. Quiero pensar que estas mujeres valoran su status, su rutina y su posición social por encima de su propio bienestar. Recuerdo un caso en el que ella aguantaba simplemente por pertenecer a un club social, al que le hubieran vetado la entrada.
    Las mujeres que voluntariamente o por circunstancias dedican su vida a atender a marido e hijos, dejando de lado su promoción laboral y su propio bienestar y pasando su día entre la casa, la comida, llevando a los hijos a clases, planchando la ropa del marido... tienen terror a quedarse solas, excluidas socialmente, marcadas casi como "mujer repudiada" y tragan todo tipo de desprecios y ninguneos. Es muy triste verlas falsamente dignas, falsamente felices, soportando la angustia de sentirse utilizadas.

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  3. Se entiende, pero seguro que también se explica.

    Un beso,

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  4. ¡Hola, Magdalena!
    Ojalá la persona en quien estabas pensando cuando escribiste esta entrada tenga ocasión y oportunidad de leerla.
    Ojalá al hacerlo abra los ojos y tome las decisiones que más le convengan.
    Como siempre, un placer leerte.
    ¡Besos!

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  5. Estoy con Pilar.
    Yo creo que esa persona en el fondo tendrá su razón, también te digo que tiene suerte de tenerte a ti que intentas abrirle los ojos, eres una buena persona, no cambies nunca,
    BESOS

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  6. Creo que el miedo es lo que sostiene todo esto de lo que hablas. El miedo lo sostiene todo.

    Conozco a alguna persona así.

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  7. Querida Magdalena: el escrito se entiende perfectamente y a veces, nos resulta dificil entender las razones de otros.
    Escucha, si te lo piden aconseja pero no te involucres demasiado, hay gente que no sabe vivir sin quejarse y siempre está buscasdo una víctima nueva para soltar sus rencores... No dejes que te robe la energía. Besitos.

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  8. Se me había pasado este post...y se entiende bien lo que quieres decir...pero estoy con Alondra, porque he conocido gente así que si bien estaban viviendo situaciones muy feas, eran tan absorbentes que uno no podía ni respirar....besooosss guapa

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