"Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él" (Paulo Coelho) Hace tiempo que no rescato en estos retales, una de esas muchas historias de las que tanto aprendes...Historias para pensar, aunque a mi me gusta llamarlas, lecciones para vivir.
Muchas de ellas aún las conservo en viejos papeles sueltos, de aquella época en la que no tenía ordenador en casa, y aprovechaba cualquier paréntesis laboral para imprimer páginas y páginas ,que más tarde archivaba en forma de dossier.
Hace poco, encontré en un bolsillo olvidado durante años, un montón de servilletas arrugadas, llenas de frases garabateadas que copié de algún lugar, aunque no consigo recordar dónde. Sé que fue en uno de mis viajes por Europa, porque estaban en un bolso que no he vuelto a utilizar desde entonces.
Hoy quiero compartir una historia, de esas que guardé con cariño, y cuya moraleja puede suponer un tren de aterrizaje para quienes sienten que pierden altura, o por el contrario, un gran impulso para quienes no se rinden nunca. Sinceramente espero que seas de los segundos, porque "las metas están para alcanzarlas, los sueños para perseguirlos, las ilusiones para cumplirlas y la esperanza...para mantener vivo el ánimo". (Cosecha propia)
La Bailarina.
Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en el que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en su profesión.
Deseaba llegar a ser una gran bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camerinos tras la función y habló con el director del espectáculo.
-"Quisiera llegar a ser una gran bailarina"-le dijo, -"pero no sé si tengo el talenteo que hace falta"-.
-"Hazme una demostración"-le dijo el maestro.
Transcurridos apenas 5 minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
-"Usted no tiene condiciones para ser una gran bailarina"-le dijo.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario, y no volvió a ponérselas nunca más.
Se casó, tuvo hijos, y cuando se hicieron un poco mayores, comenzó a trabjar en un supermercado.
Años después, asistió a una función de ballet, y a la salida se encontró con el viejo director que ya era octogenario. Ella le recordó la charla que habían tenido años atrás, le mostró fotografías de sus hijos y le contó que era cajera en un supermercado.
-"Hay algo que nunca he terminado de entender. ¿Cómo pudo usted saber tan ràpido que yo no tenía condiciones de bailarina?"-.
-"Ahhh. Apenas la miré cuando bailó delante de mi. Le dije lo que siempre le digo a todas"-le contestó.
-"Pero eso es imperdonable"-le contesó ella. -"Arruinó mi vida. Pude haber llegado a ser una gran bailarina"-.
-"No lo creo"-repuso el viejo maestro. -"Si hubieras tenido las dotes necesarias, no habrías prestado ninguna atención a lo que yo te dije, y hubieras luchado por tu sueño"-.
Moraleja:
Sin duda, si te crees perdido, estás perdido.
Si crees que no puedes, no podrás.
Si quieres hacer algo pero lo crees imposible, no triunfarás.
En la vida no sólo el valiente o el veloz triunfa, tarde o temprano el que vence, es quien cree que es posible.
"La posibilidad de realizar un sueño, es lo que hace que la vida sea interesante" (Paulo Coelho)