sábado, 5 de junio de 2010

¿Quién es el tonto?

Llevo varios días sin escribir nada nuevo, y se me hace muy cuesta arriba no actualizar "mis retales", pero últimamente estoy parca en palabras y escasa de inspiración. También es cierto que Picasso dijo que "la inspiración existe, pero tiene que pillarte trabajando", y a veces, enfrentarme a un documento en blanco sin tener ni puñetera idea de lo que quiero plasmar en él, me supone un esfuerzo añadido.
Así que hoy, para no estrujarme demasiado el cerebro, (que ando inmersa en varios temas personales que acaparan toda mi atención), rescato una historia de esas que circulan por la red, que quiero compartir con todos ustedes.

Muchas veces sucede, que consciente o inconscientemente, presumimos de ser más inteligentes que los demás, de tener más conocimientos y por ende, mejores ideas. Nos creernos o sentimos superiores, quizás sólo porque la vida nos ha puesto menos trabas para curtirnos y formarnos, que a esos a los que consideramos "tontos".

Esta historia sólo es una pequeña muestra, de que quizás nosotros somos más tontos que la persona más tonta, según nuestro criterio.

¿Quién es el Tonto?

Se cuenta que en una pequeña aldea cualquiera, un grupo de personas se divertía con el que habían bautizado “el tonto del pueblo”. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de hacer pequeños recados y limosnas.

Cada día llamaban al "tonto del pueblo" al bar donde se reunían, para divertirse a su costa, con un juego que consistía en ofrecerle la opción de escoger entre dos monedas: Una de ellas era una moneda de dos euros y la otra, una moneda de cincuenta céntimos.

Él tonto siempre escogía la de cincuenta céntimos, lo que era motivo de risas y burlas para todos los congregados en el bar.

Cierto día, uno de los miembros del grupo, lo llamó personalmente para preguntarle si todavía no se había dado cuenta de que la moneda que elegía siempre, era la de menor valor.

-“Lo sé”- respondió. -“No soy tan tonto como pensáis. Sé que vale menos de la mitad, pero el día que escoja la otra moneda, el juego se habrá acabado y entonces no podré volver a elegir, por lo que me quedaré sin mi moneda diaria”-.

Se pueden sacar varias conclusiones de esta pequeña historia:

1.-No siempre quien parece tonto, lo es.

2.-Hay quienes se creen muy listos y son unos simples idiotas.

3.-La ambición no es buena consejera, e incluso nos hace parecer más tontos de lo que quizás realmente seamos.

Pero la conclusión más interesante es, que “debemos sentirnos bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que realmente somos”

"El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser tonto delante de un idiota que aparenta ser inteligente"

(Autor: lo desconozco)

10 comentarios:

  1. ahora siii...aquí está...aunque sin foto...pero se ha recompuesto la página...madre mía con la tecnología.

    Hay que pensar mucho antes de tachar a alguien de tonto...quizás no lo sea...y los tontos seamos nosotros....besos guapa.

    ResponderEliminar
  2. Hola Marita.
    Creo que se descuadró todo porque la foto que puse no era una imagen en jpg, sino en gif. Gracias por comentármelo, porque si no...no me habría dado cuenta.
    Ciertamente, no es tonto quien lo parece, sino quienes pensamos en que los demás son tontos.
    Muchos besos guapa

    ResponderEliminar
  3. Muy buena tu entrada, me ha gustado mucho, es toda una lección, ni los tontos son tan tontos como parecen, ni los listos lo son tanto como se piensan.

    Me quedo con esa frase del final de tu post, que es de autor desconocido, porque dice una gran verdad.

    Besos, y ten un buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  4. Muchísimas gracias (Mari). A veces una simple historia que a "bote pronto", puede parecer insignifacnte, encierra una gran lección.
    Es un placer tenerte por aquí, ya sabes que estás en tu casa...un beso enorme

    ResponderEliminar
  5. La frase es antológica, Magdalena:

    "El mayor placer de un hombre inteligente es aparentar ser tonto delante de un idiota que aparenta ser inteligente"

    La he buscado por la red y aparece en mucho sitios, pero en todos sin autor, una pena.

    Un besote y buen fin de semana

    ResponderEliminar
  6. Gracias Canoso por el intento...yo también busqué el nombre del autor/a pero también sin éxito.
    Desde luego es una muy buena frase, para recordar.
    Que tengas un fin de semana estupendo.
    Gracias por la visita.

    ResponderEliminar
  7. Me ha encantado tu historia,
    sobre todo esto que dices;
    (Pero la conclusión más interesante es, que “debemos sentirnos bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que realmente somos”)

    Es un buen pensamiento para un Domingo por la mañana.
    Un beso fuerte.

    ResponderEliminar
  8. Triste, pero es muy normal que a las personas buenas la gente les llame tontos. Posiblemente tienen más educación que ellos y simplemente dejen pasar cualquier situación para no ponerse a tan baja altura o simplemente para sobrevivir.
    ¡Que manía de poner etiquetas!...
    El texto lo conocía pero también desconozco el autor. Besitos.

    ResponderEliminar
  9. Toda una lección que a veces se encarga de recordarnos la vida... nunca hay que creerse más listo que nadie!
    Espero que esos problemas personales no sean nada grave, y el hecho de estar un poco ausente no signifique que lo estás pasando mal.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  10. Gracias Meme, por comenzar el domingo con estos retales a modo de reflexión. Espero que disfrutaras del fin de semana intensamente.
    Un beso.

    Gracias Alondra por tu canto. Es verdad que tenemos la mala costumbre de etiquetarlo absolutamente todo. De caer en estereotipos manídos y corroídos.
    Un beso.

    Sonix, gracias por tu visita y por tu preocupación. Todo va bien, pero digamos que he cogido el toro por los cuernos en algunos apartados de mi vida. Más vale tarde que nunca!!
    Un beso.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella