lunes, 22 de marzo de 2010

Ausencias familiares

Fui la primera de tres hermanos. Vine al mundo un caluroso día de verano del año 77, cuando mi madre aún no contaba los 18 años y mi padre "servía" a la Patria, en tierras peninsulares. Supe con el tiempo, que mi nacimiento aunque esperado y bien recibido, desencajó las expectativas de mi padre, que deseaba haber engendrado un varón. Durante la época más impertinente de mi vida le reproché muchas veces ese detalle, pensando que por ese motivo la relación que mantenía con mi hermano era mucho mejor, más permisiva y estrecha, que conmigo.
Mi hermano, el segundo primogénito de la familia, nació apenas 15 meses después de mi. La verdad es que mis padres no perdieron el tiempo en eso de "quererse". Eran tiempos difíciles, con lo justo para empezar una nueva vida y con la responsabilidad de sacar adelante a dos criaturas. Desde pequeños mi hermano y yo fuimos muy distintos, como el sol y la luna, que no terminan de encontrarse. Mientras yo me convertía en una niña extrovertida, aplicada en sus estudios y afanada en aprender, mi hermano era todo lo contrario. De pocas palabras y con una seriedad impropia para su edad. Nuestra diferencia de caracteres siempre fue un abismo insalvable entre nosotros y a medida que fuimos creciendo esas diferencias se iban acentúando por lo que compartíamos pocos puntos de vista en común. Siempre tuve la sensación de que era el favorito de mi padre, supongo que por aquello de ser el varón de la familia, aunque no el único, porque aún recuerdo el día en que el peque de la familia llegó a casa. Mi segundo hermano, nació cuando yo tenía cuatro años, y lo cierto es que desde siempre tuve mucha conexión con él. Supongo que entre otras cosas porque al ser la mayor, me tocó asumir ciertas responsabilidades que aliviaran de alguna manera el gran sacrificio que debían hacer mis padres para sacarnos adelante y ofrecernos una buena educación. Lo llevaba al colegio de la mano, lo recogía cuando sonaba la campana para que regresara sano y salvo a casa, y compartía mucho tiempo con él. (nunca olvidaré el día que no lo encontré al salir del colegio...me quise morir).
Su forma de ser, tan parecida a la mía, y tan diferente a la de mi otro hermano, también fue un buen motivo para que se convirtiera en mi "ojito derecho". Recuerdo la angustia que sentí cuando se marchó a la Universidad, cuando se enamoró por primera vez o cuando se fue simplemente a vivir su vida lejos del hogar. No puedo presumir de que lo crié, pero sí que me he sentido muchas veces como si hubiera nacido de mis entrañas. Es una relación que con sus más y sus menos, ha mejorado con los años y actualmente sé que si hay alguien que nunca me fallará porque me quiere a pesar de todo, es él. Mi hermano pequeño, que aunque ya es todo un hombre, para mi siempre seguirá siendo el más frágil de la familia, aunque llegue a soportar los golpes de la vida con la fortaleza de un león. Podría contar miles de cosas sobre él, pero en este post quiero centrarme en la figura de mi otro hermano, o mejor dicho, en la ausencia física y emocional de mi otro hermano.
El fuerte, el grande, el valiente...el que un día decidió, aún me pregunto el por qué, renunciar a su familia sin apenas dejar rastro. Se alejó de cuántos le queremos sin ninguna explicación, sin razones aparentes, sin motivos justificados. Esa ausencia de la que jamás nos hemos repuesto, y que en alguna ocasión nos ha llevado a convertirnos en auténticos sabuesos en la búsqueda de alguna pista sobre él, que nos ayudara a entender el por qué de su comportamiento.Miles de preguntas sin respuesta se quedan en el aire cuando sale su nombre a relucir en alguna reunión familiar, y aunque la mayoría de las veces tratemos de aparentar que no pasa nada, fingiendo que "estamos todos", la realidad es que su ausencia sigue siendo una losa demasiado pesada de soportar. El único consuelo, es pensar que algún día recapacitará y regresará a casa como si nada hubiera pasado, como si el tiempo se hubiera detenido. Estoy segura de que si ese día llegara, no habría ni un sólo reproche hacia él, porque la alegría de recibirlo sería tan grande, que absolutamente nada empañaría ese momento.
En el fondo, todos tenemos la esperanza y la necesidad de que ese día llegue, y quiero pensar que él también. Estos días, me he llevado una inmensa alegría cuando he descubierto que al menos, está consiguiendo hacer realidad uno de sus sueños.
Internet me ha proporcionado grandes momentos en mi vida, me ha servido para conocer a mucha gente interesante, para ilusionarme y desilusionarme, enamorarme y decepcionarme, hacer nuevas amistades, expresar mis inquietudes, saciar mi curiosidad y actualmente, para acercarme desde la distancia, a mi hermano e intentar adivinar qué es lo que hace, en qué piensa, cuáles son sus inquietudes. Ha sucumbido a los "encantos" de la red, no sé si porque tiene más tiempo libre o sencillamente por curiosidad. Incluso fantaseo con la posibilidad de que se deba a un intento de hacerse notar, de decirnos a su manera, que sigue estando vivo, que sigue estando ahí y que desea que lo encontremos. No me atrevo a hacerme notar, por miedo a que vuelva a desaparecer de nuestro horizonte, pero sigo soñando con ese día en el que mis padres puedan levantar el teléfono y hablar con su hijo. Ese día en el que los hermano Barreto, puedan sentarse en una cafetería y pedir tres cafés sin que sobre ninguno. Ese día en el que mi madre me llame y me pregunte si he hablado con él, y yo pueda decirle: -"si mamá, hemos estado juntos". No sueño con que de repente nos convirtamos en los tres mosqueteros porque nunca lo fuimos, me bastaría con tener una puerta a la que llamar y que fuera él quien la abriera para invitarme a pasar. Un número al que envíar un mensaje, sabiendo que será él quien lo conteste. Dicen que no hay nada imposible, que los sueños están para cumpliros y que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede hacer realidad...Ojalá así sea. Yo deseo recuperar a mi hermano, el fuerte, el valiente, el que quizás necesite tanto o más de nosotros, como nosotros de él. Deseo mirarle a los ojos y decirle tantas cosas..
.

9 comentarios:

  1. Yo me he imaginado tambien muchos supuestos en los que aparece su figura: tomando un cafe, en el cine, de fiesta, reunion familiar....
    Ojala algun dia sea una realidad.

    ResponderEliminar
  2. La esperanza es lo último que se pierde...mientras hay esperanza, hay ilusión. Algún día nos iremos de fiesta los tres, o quedaremos para tomar un café en cualquier rincón, y nos contaremos nuestro día a día como si nada hubiera pasado.

    ResponderEliminar
  3. Es necesario esperar, aunque la esperanza haya de verse siempre frustada, pues la esperanza misma constituye una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción,,no la pierdas,,seguro q un día se cumplen todo lo q sueñas

    ResponderEliminar
  4. La historia es muy dura, sobre todo para el que espera porque son muchos los fantasmas que cada noche se deben colar en su cabeza.
    ¡Suerte amiga de palabras!

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias Javi y muchas gracias Alondra. Es una situación dolorosa y que genera mucha angustia, el preguntarte qué ha pasado por su cabeza para llegar a este punto. Imaginar que le sucede algo y no tiene a nadie de los suyos cerca...no hay peor sensación que la de extrañar a alguien teniéndolo cerca. En cualquier caso, espero que algún día podamos volver a reunirnos todos, y esto quede en un capítulo aislado, aunque ya dura demasiado tiempo.
    Gracias por dejar tu trino por aquí Alondra, y a ti Javi, espero que la vuelta a casa sea fructífera.
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Hola Corazón:
    Lo de corazón es porque en este post lo has dejado prendido como mariposa inquieta entre las espinas de un rosal.
    Cuanto amor, Meg, Cuanto amor!!!!
    Espero que tu hermano te lea entre las ondas de esta telaraña cibernética.
    Un Beso.
    Alicia.

    ResponderEliminar
  7. Qué alegría verte por aquí Alicia. Espero que tu semanita de "desconexión", haya sido positiva y te sientas renovada. Gracias por tu comentario, yo también espero que algún día mi hermano sea consciente de que no habrán preguntas, ni reproches, ni pediremos explicaciones...sólo le diremos: -"adelante, estás en tu casa"-.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Bonito cambio, bonitos colores, bonito post... bufff no tengo mucho tiempo para decir cosas... pero bonito todo. jejejeje.

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias Anita...todavía quiero hacer algunos cambios más, pero como siempre me han gustado los colores alegres...esto es un primer paso.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella