miércoles, 31 de marzo de 2010

Mis planes de Semana Santa

La jornada laboral de hoy ha estado bastante tranquila, se nota que mañana comienza la "Semana Santa" de la mayoría, porque hay que reconocer, que para la inmensa mayoría la Semana Santa cuenta a partir del jueves.
Estoy especialmente contenta sólo de pensar en que tengo ante mi cuatro días de descanso en los que podré hacer todo lo que me apetezca y en el momento que yo decida. Días para combinar momentos de relax con instantes de ocio, desde dejarme acariciar por los rayos del sol en la arena de la playa, dar un paseo en moto, caminar por el monte o salir de fiesta con los amigos, hasta perderme entre las páginas de un libro o saborerar un bol de palomitas mientras veo una buena peli. Pido disculpas a quienes estén pensando, al leer este post, que estoy obviando el verdado sentido de la Semana Santa; el fervor religioso, el recogimiento interior, la reflexión cristiana. Confieso que creo en Dios, pero en la Iglesia dejé de creer hace mucho tiempo, y lo de las celebraciones religiosas en cualquiera de sus formas, no va mucho conmigo.
Sólo de pensar en cuántas cosas podré hacer en las próximas 100 horas, se me pone la sonrisa tonta. Muchísimas alternativas se perfilan ante mis ojos y estoy decidida a darles forma. Esta Semana Santa no tendrá nada que ver con la del año pasado, ya que no sólo ha mejorado considerablemente mi ánimo, sino que he empezado a encaminar mi vida, he conocido a gente estupenda, y tengo a alguien especial con quien compartir los momentos en los que necesito o quiero estar acompañada, sin que pase nada en aquellos momentos que quiero atesorar sólo para mi.
Supongo que la idea de disponer de tiempo libre, de poder hacer muchas cosas que te gustan y además compartirlas, y por lo tanto, disfrutarlas doblemente, es tan emocionante como el hecho en sí, de llevarlas a cabo. Es algo así como el cosquilleo de placer que te recorre todo el cuerpo cuando llega el viernes por la tarde y pienas que al día siguiente no tienes que madrugar y podrás dejar entre el edredón y la almohada muchas horas acumuladas de sueño y cansancio. Sólo de pensarlo, ya empiezas a sentirme muchooooooo mejor. ¿A que alguna vez te ha pasado?.
Es paradójico, si vuelvo la vista atrás, recuerdo que hace un año hubiera dado cualquier cosa por haber tenido una agenda llena "eventos sociales" con los que "matar" (literalmente) el tiempo, y este año estoy inmensamente feliz de tener las páginas en blanco para rellenarlas a mi antojo.

lunes, 29 de marzo de 2010

Querido "pasado"

Hay quienes dicen que el pasado siempre vuelve, aunque quizás lo que realmente sucede es que nos empeñamos en no darle "digna" sepultura. A veces es tan aterradora la idea de asumir que algo terminó para siempre, que sin querer o queriendo, dejamos pequeñas ventanas abiertas, a modo de ventilación, por si ese algo, reaparecía cual Ave Fénix.
Digo esto, porque me considero una de esas personas que no ha sabido decir hasta aquí llegó esta historia. He puesto un punto y aparte, donde hace tiempo debí poner un punto y final. Debí cerrar puertas y ventanas con doble cerrojo y tirar las llaves al mar, para que la inmensidad del azul, se las tragara para siempre. No lo hice porque en lo más profundo de mi ser, no quería soltar el último hilo que me unía al pasado. Un pasado en el que fui feliz por momentos, pero que me dejó un sabor agrio en los labios, donde desembocaron ríos de lágrimas.
Hoy definitivamente quiero soltar ese hilo, porque no quiero seguir mirando atrás. No quiero ni debo seguir vinculada a algo que terminó para siempre, a momentos que no van a regresar.
Hoy el azar me regaló una frase de Charles Kattering que dice así: "no puedes tener un mañana mejor, si estás pensando en el día de ayer todo el tiempo", así que hoy que sé que leerás esto, quiero hacer una reflexión en voz alta, sólo para ti:
El día que te marchaste, hace exactamente 13 meses, dejaste atrás una vida que hasta ese momento era sólo para ti. Te dediqué cada minuto de mi tiempo, y digo cada minuto, porque aunque no siempre fuera físicamente, estuve contigo aún en la distancia.
Me entregué a ti en cuerpo y alma, te confesé cada uno de mis secretos, de mis miedos, de mis ilusiones. Dormí con la luz encendida cuando tuviste miedo, lloré contigo cuando sufriste alguna derrota, luché por tus sueños como si fueran los míos y te quise como si fueras el último hombre de la tierra. Te dí incondicionalmente lo que tenía y por amor, aguanté palabras y situaciones que no merecía. Todo por amor, por un amor mal entendido, no sólo por tu parte, sino también por la mía. Por la tuya, porque no se puede amar de verdad a alguien y tratarla como si no valiera nada, y por la mía, por creer que realmente me querías y disculpar compartamientos inaceptables.
Te marchaste. Te esperé. Te supliqué que regresaras. Estuve dispuesta a tragarme mi orgullo como mujer, como tantas veces hice, con tal de tenerte a mi lado. Te hubiera perdonado todo y más, porque empezaba a coger práctica en eso de asumir todas las culpas. Me convertí en amiga de las estrellas, cuando noche tras noche esperaba que me venciera el sueño sin haber tenido noticias tuyas durante el día. Y así sumé horas. Horas interminables, días eternos, meses que parecían años. Tú decidiste que "el lugar donde hasta entonces vivías, no seguiría siendo tu hogar durante mucho tiempo"...¡qué cosas, eh!. Las únicas noticias tuyas que tenía, eran frases sacadas de un blog de "alguien que un buen día despertó con el firme propósito de convertir su sueño en realidad: ser escritor". Yo robaba esas frases y las releía infinidad de veces tratando de adivinar en qué lugar de tu vida y de tu corazón estaba yo. Quería creer que en esa telaraña de palabras, encontraría mi sitio, que sólo era cuestión de buscar la parte del texto en la que disimuladamente me dijeras que me echabas de menos, que me querías y que todo había sido un error.
Ni una palabra de arrepentiemiento, ni una disculpa, ni una palabra. Seguiste con tu vida como si yo no hubiera sido jamás partícipe de ella, mientras yo mantenía conversaciones con la soledad, con la angustia y con el dolor por haberte perdido sin un por qué, sin una sola explicación. Nadie se preocupó de lo que yo sentía, de lo que pasaba por mi cabeza salvo "los míos", mi familia y mis verdaderos amigos. Ni unas migajas de cariño por parte de los tuyos, que me ningunearon, olvidándose por completo de que yo era la que un día te dijo "sí quiero" poniendo a Dios por testigo. Me sentía como una delincuente entre rejas, sin conocer mi delito, y sin que nadie me dijera por qué no había visitas para mi, por qué nunca llegaba una carta a mi correo.
¿Y sabes qué? Contestando a tu pregunta, realmente te quise, más que a nadie en el mundo, aunque supiera en muchos momentos que no merecías un amor como el mío, porque el amor y el respeto van de la mano, y tú te olvidaste de eso en demasiadas ocasiones. Podría enumerar cientos de desplantes, pero no quiero revivir momentos que sólo nos pertenecen a ambos, y mucho menos, cuando lo que trato de plasmar aquí es que llegó la hora de caminar con las manos libres, sin ese hilo que me ate al pasado. Pero ya que te crees con el derecho de hacerme reproches sobre lo que hago o dejo de hacer con mi vida actual, déjame decirte, que no tienes ningún derecho a pedirme explicaciones de nada, máxime cuando fuiste tú quien decidió que yo no tenía cabida en tus sueños, en tu vida.
He sido sincera contigo siempre, incluso más que conmigo misma, así que sobran ciertas preguntas cuya respuesta tú conoces mejor que nadie.
¿Sabes lo que más me decepciona ? Que en lugar de reproches, esperaba que algún día, a través de estos retales de mi vida, pudieras entender cuánto te quise y cuánto sufrí con tu partida. Por eso, este rincón  no tiene restricciones, no guarda secretos inconfesables, sólo mi vida. Lo que sentí y lo que siento, lo que fui y lo que soy. Sigo siendo tan ingenua, que creí que si alguna vez leías esto, comprenderías cuántas cosas te llevaste en la maleta, cuantos planes tiraste por la borda, cuánto amor dejaste en el camino. Pero no, tu orgullo es más fuerte que tu humildad, y te crees con el derecho de pedir explicaciones. ¿Que si estoy enamorada?. Me temo que eso no es asunto tuyo, que eso es algo que no te importa. Pero te diré algo, no es tan complicado entregar un corazón roto, cuando tienes la esperanza de que alguien te ayude a recomponerlo a base de confianza, cariño, respeto, sinceridad y amor. Cuando tienes la necesidad de recuperar tiempo, de rescatar tu vida de entre los escombros, de dejar de hablarle a la luna porque hay alguien que te escucha y que incluso, puede hacerte entender, que puedes ser lo más importante para alguien.
El respeto, la confianza y el amor, no son artículos de usar y tirar. No se compran ni se venden, hay que ganárselos día a día y darle cuidados intensivos para que se mantengan vivos. Así que como tú bien dijiste en uno de tus post: "afortunadamente no tengo que guardarle luto a nadie". Ahora me toca hacer de mi vida lo que quiera, con quien quiera y como quiera. Aquí suelo el hilo, a partir de aquí continuo con las manos libres, a partir de ahora, olvida que existo, porque hoy he comprendido, que ni siquiera existe la mínima posibilidad de que algún día podamos ser amigos. La amistad, repito, hay que ganársela.

lunes, 22 de marzo de 2010

Ausencias familiares

Fui la primera de tres hermanos. Vine al mundo un caluroso día de verano del año 77, cuando mi madre aún no contaba los 18 años y mi padre "servía" a la Patria, en tierras peninsulares. Supe con el tiempo, que mi nacimiento aunque esperado y bien recibido, desencajó las expectativas de mi padre, que deseaba haber engendrado un varón. Durante la época más impertinente de mi vida le reproché muchas veces ese detalle, pensando que por ese motivo la relación que mantenía con mi hermano era mucho mejor, más permisiva y estrecha, que conmigo.
Mi hermano, el segundo primogénito de la familia, nació apenas 15 meses después de mi. La verdad es que mis padres no perdieron el tiempo en eso de "quererse". Eran tiempos difíciles, con lo justo para empezar una nueva vida y con la responsabilidad de sacar adelante a dos criaturas. Desde pequeños mi hermano y yo fuimos muy distintos, como el sol y la luna, que no terminan de encontrarse. Mientras yo me convertía en una niña extrovertida, aplicada en sus estudios y afanada en aprender, mi hermano era todo lo contrario. De pocas palabras y con una seriedad impropia para su edad. Nuestra diferencia de caracteres siempre fue un abismo insalvable entre nosotros y a medida que fuimos creciendo esas diferencias se iban acentúando por lo que compartíamos pocos puntos de vista en común. Siempre tuve la sensación de que era el favorito de mi padre, supongo que por aquello de ser el varón de la familia, aunque no el único, porque aún recuerdo el día en que el peque de la familia llegó a casa. Mi segundo hermano, nació cuando yo tenía cuatro años, y lo cierto es que desde siempre tuve mucha conexión con él. Supongo que entre otras cosas porque al ser la mayor, me tocó asumir ciertas responsabilidades que aliviaran de alguna manera el gran sacrificio que debían hacer mis padres para sacarnos adelante y ofrecernos una buena educación. Lo llevaba al colegio de la mano, lo recogía cuando sonaba la campana para que regresara sano y salvo a casa, y compartía mucho tiempo con él. (nunca olvidaré el día que no lo encontré al salir del colegio...me quise morir).
Su forma de ser, tan parecida a la mía, y tan diferente a la de mi otro hermano, también fue un buen motivo para que se convirtiera en mi "ojito derecho". Recuerdo la angustia que sentí cuando se marchó a la Universidad, cuando se enamoró por primera vez o cuando se fue simplemente a vivir su vida lejos del hogar. No puedo presumir de que lo crié, pero sí que me he sentido muchas veces como si hubiera nacido de mis entrañas. Es una relación que con sus más y sus menos, ha mejorado con los años y actualmente sé que si hay alguien que nunca me fallará porque me quiere a pesar de todo, es él. Mi hermano pequeño, que aunque ya es todo un hombre, para mi siempre seguirá siendo el más frágil de la familia, aunque llegue a soportar los golpes de la vida con la fortaleza de un león. Podría contar miles de cosas sobre él, pero en este post quiero centrarme en la figura de mi otro hermano, o mejor dicho, en la ausencia física y emocional de mi otro hermano.
El fuerte, el grande, el valiente...el que un día decidió, aún me pregunto el por qué, renunciar a su familia sin apenas dejar rastro. Se alejó de cuántos le queremos sin ninguna explicación, sin razones aparentes, sin motivos justificados. Esa ausencia de la que jamás nos hemos repuesto, y que en alguna ocasión nos ha llevado a convertirnos en auténticos sabuesos en la búsqueda de alguna pista sobre él, que nos ayudara a entender el por qué de su comportamiento.Miles de preguntas sin respuesta se quedan en el aire cuando sale su nombre a relucir en alguna reunión familiar, y aunque la mayoría de las veces tratemos de aparentar que no pasa nada, fingiendo que "estamos todos", la realidad es que su ausencia sigue siendo una losa demasiado pesada de soportar. El único consuelo, es pensar que algún día recapacitará y regresará a casa como si nada hubiera pasado, como si el tiempo se hubiera detenido. Estoy segura de que si ese día llegara, no habría ni un sólo reproche hacia él, porque la alegría de recibirlo sería tan grande, que absolutamente nada empañaría ese momento.
En el fondo, todos tenemos la esperanza y la necesidad de que ese día llegue, y quiero pensar que él también. Estos días, me he llevado una inmensa alegría cuando he descubierto que al menos, está consiguiendo hacer realidad uno de sus sueños.
Internet me ha proporcionado grandes momentos en mi vida, me ha servido para conocer a mucha gente interesante, para ilusionarme y desilusionarme, enamorarme y decepcionarme, hacer nuevas amistades, expresar mis inquietudes, saciar mi curiosidad y actualmente, para acercarme desde la distancia, a mi hermano e intentar adivinar qué es lo que hace, en qué piensa, cuáles son sus inquietudes. Ha sucumbido a los "encantos" de la red, no sé si porque tiene más tiempo libre o sencillamente por curiosidad. Incluso fantaseo con la posibilidad de que se deba a un intento de hacerse notar, de decirnos a su manera, que sigue estando vivo, que sigue estando ahí y que desea que lo encontremos. No me atrevo a hacerme notar, por miedo a que vuelva a desaparecer de nuestro horizonte, pero sigo soñando con ese día en el que mis padres puedan levantar el teléfono y hablar con su hijo. Ese día en el que los hermano Barreto, puedan sentarse en una cafetería y pedir tres cafés sin que sobre ninguno. Ese día en el que mi madre me llame y me pregunte si he hablado con él, y yo pueda decirle: -"si mamá, hemos estado juntos". No sueño con que de repente nos convirtamos en los tres mosqueteros porque nunca lo fuimos, me bastaría con tener una puerta a la que llamar y que fuera él quien la abriera para invitarme a pasar. Un número al que envíar un mensaje, sabiendo que será él quien lo conteste. Dicen que no hay nada imposible, que los sueños están para cumpliros y que hay que tener cuidado con lo que se desea, porque se puede hacer realidad...Ojalá así sea. Yo deseo recuperar a mi hermano, el fuerte, el valiente, el que quizás necesite tanto o más de nosotros, como nosotros de él. Deseo mirarle a los ojos y decirle tantas cosas..
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jueves, 18 de marzo de 2010

"Enamorada"

Lo confirmo. No quería quedarme en meras especulaciones, posibles mal entendidos, ni confundir el cariño con el amor. Llevo un tiempo indagando en mis sentimientos, y por fin puedo decir que he descubierto que lo que siento es verídico, que no carece de fundamento y que es tan real que asusta. Ya estoy en disposición de reconocer, no sin cierto temor, que "estoy enamorada", aunque suene a la Pantoja. Hago constar que no soy demasiado aficionada a la copla, pero con semejante titular, es inevitable pensar en esa canción de la que me voy a apropiar sin permiso para este post. "Yo también me cansé de llevar esa estrella que pesa tanto, y perdí en el camino tantas cosas, que me hicieron a veces, tanto daño".
El caso es que empecé notando ciertos síntomas de "encantamiento", que a medida que pasaban los días se iban intensificando para mi sorpresa, pero no quería aventurarme a sacar conclusiones precipitadas. Hablar de enamoramiento tras mis pasadas circunstancias, era algo que se me quedaba un poco grande. Aún así, como siempre he sido un poco atrevida, me aventuré a regalarle mi cuerpo sin pedirle nada a cambio, a abrirle las puertas de mi corazón maltrecho sin valorar si terminaría de romperlo, y me decidí a darme una nueva oportunidad de sonreírle al amor, sin analizar las consecuencias.
Cuánto me alegro de haber tomado esas decisiones sin pensar en el mañana. Cuánto me alegro de haber apostado por VIVIR aún con el miedo a sentirme de nuevo morir en vida.
He rescatado a esa niña risueña, traviesa y a veces juguetona, que se había quedado rezagada en algún rincón perdido, y que ha regresado a mi lado para recordarme que la vida no hay que tomársela tan en serio y que un día sin sonrisas, es un día vacío.
Él me ha enseñado que un aro de madera, puede valer tanto como el anillo más caro del mundo, y que una caja vacía puede estar llena de ilusiones. Que las palabras que no se dicen, también cuentan, porque a veces no es necesario abrir la boca para expresar sentimientos.
Poco a poco me devuelve la confianza en mi misma, aunque siga sin gustarme como quedo en las fotos ni cómo me veo frente al espejo, y después de algunos años, he vuelto a saborear un helado de chocolate. Son cosas pequeñas que a mi se me hacen muy grandes.
Sé que le quiero porque pierdo la noción del tiempo cuando estoy a su lado. Porque no tengo que preocuparme de cómo soy. Con él no tengo que medir mis palabras ni adornar lo que pienso, ni siquiera pensar en cómo decirlo por temor a arrepentirme. Con él soy simplemente Yo. Sin necesidad de maquillaje que disimule las imperfecciones de mi rostro, sin zapatos de tacón que me hagan parecer más alta, sin lencería cara que realce mis formas de mujer. Cuando estoy con él puedo deshacerme de todo lo superfluo y "quedarme en cueros" sin temor a descubrir que no le gusta lo que ve. Sé que le quiero porque una palabra suya puede cambiar el color de mi día. Porque estando a su lado, el miedo y la tristeza no tienen cabida, porque me arranca una sonrisa en cualquier momento del día. Lo sé también porque cuando me mira pierdo la noción del tiempo, mi timón son sus labios, mi barco son sus besos, los remos el cariño, la confianza y el respeto. Si he de volver a naufragar, aprenderé a sobrevivir con lo puesto.
¿Qué importa cuánto dure?¿Acaso hay algo eterno?. Hoy sé que quiero estar a su lado, vivir este momento y que el futuro no cuente, que el mañana es incierto.
Y porque le quiero..."hoy quiero confesar que estoy enamorada, pa´matar los rumores de aquella esquina, que me gusta el perfume de claveles, y que llevo en el alma, Andalucía".

martes, 9 de marzo de 2010

Hoy quiero hacerte un regalo...

Hoy me he despertado a lo Tizziano Ferro, con ganas de hacerte un regalo especial, diferente. Algo realmente importante para mi, y no aquello que me sobre o que no necesite. Algo que además, no se pueda adquirir con dinero, ya sabes que últimamente mi economía no atraviesa su mejor momento. Son las cosas que tiene la vida, me pasé años ahorrando para un futuro y mi futuro ha pasado por tener que deshacerme de todos mis ahorros. Da igual, al final, lo material es sólo eso. Así que voy a ofrecerte lo más valioso que existe en mi vida, y aunque dicen que lo que se da no se quita, si alguna vez deja de interesarte, te agradecería infinitamente que me lo devolvieras, porque al fin y al cabo, a ti ya no te valdría para nada, y a mi, podría servirme de mucha ayuda.
Te regalo mi cabeza, para que sepas qué es lo que pasa por mi mente cuando me quedo mirando fijamente el horizonte, o cuando tus ojos son mi mayor distracción. Mucha paciencia con ella, porque aún no he conseguido dominarla y le da por crearse todo un mundo de fantasías. A veces incluso, se empeña en adelantarse a los acontecimientos, y me da mucha rabia que no me deje disfrutar plenamente de algunos momentos. Así que si consigues "estabilizarla", el regalo me lo harás tú a mi.
Te regalo mis ojos, para que mires a través de ellos las cosas bonitas de la vida. Son un poco miopes, pero seguro que terminas acostumbrándote. La única ventaja, es que cuando vislumbres algo que no sea de tu agrado, puedes deshacerte de las gafas e imaginar que sólo es un bulto en el horizonte. En cambio, cuando quieras apreciar la belleza de un amanecer o dejarte envolver por una puesta de sol, podrás apreciar cada uno de los detalles, aunque quizás tengas que arrugar ligeramente la nariz. Algún día, las manos de un buen cirujano me devolverán la visión que durante años he dejado en el camino, fruto de muchas horas de lectura, de noches en blanco tras el ordenador y quizás, algún que otro enfoque incorrecto de las cosas.
Te regalo mi boca para que saborees mis momentos preferidos, y mis labios para que acaricies mi piel lentamente dibujando pequeños círculos por cada poro de mi cuerpo, mientras noto cómo se me pone el vello de punta y mi cuerpo comienza a llamarte a gritos, necesitando un acercamiento más íntimo contigo, hasta convertirnos en una sola piel.
Te regalo mis manos, para que me estreches por la cintura y recorras mi espalda con sus dedos, dibujando con ellos un corazón imaginario, que encierre tu nombre y el mío.
Te regalo mis oidos, para que escuches palabras de amor y suspiros que se pierden en el aire. Quizás también te toque escuchar alguna cosa desagradable, pero ya sabes; "a palabras necias, oidos sordos".
Te regalo mis piernas, para que te sostengan cuando las tuyas flaqueen, cuando te tiemblen las rodillas y sientas que vas a caer. Son pequeñas pero resistentes, y si te lo propones, pueden llevarte tan lejos como quieras, sólo deberás entrenarlas un poco. Eso sí, de vez en cuando deberás hacer una parada obligatoria para desenjacar eso hueso de la rodilla que a veces me da un poco la lata. Aún así, puedes estar tranquilo que aguantarán muy bien tu peso, las tengo acostumbradas a caerse y a levantarse, aunque confieso que me gustaría tenerlas un poco más formadas. Cosas de mujeres, ya sabes...
Si te hace falta alguna otra parte de mi cuerpo, también te la regalo, pero debes prometerme que la tratarás con mucho cuidado y delicadeza, especialmente aquello que no se ve. No vaya a ser que sin darte cuenta se te caiga algo importante al suelo, y con eso de que eres miope, le des un buen pisotón que lo deje en coma. Te advierto que debes tener especial cuidado con el corazón, porque es bastante frágil y blandito, y aunque a veces llegues a creer que lo tienes bajo control, puede que se te escape por algún sitio. Es muy impulsivo, te lo aviso, así que procura tenerlo siempre vigilado y alimentarlo a sus horas. Te sorprenderá la cantidad de veces al día que te pide de comer, así que procura darle una alimentación sana y equilibrada. Te aconsejo que tengas siempre preparada una dosis de cariño y de ternura, eso le vuelve loco. Las frases amables y las muestras de amor, es lo que más le gusta, aunque dejará de darte la lata si lo sustituyes por besos, caricias y miradas.
No te preocupes si de repente te parece que no le cogerás "el tranquillo", porque comenzarás a conocerlo con cada una de sus reacciones, y enseguida te harás "íntimo amigo" suyo, siempre y cuando lo trates bien. No tengas miedo a que se empache, se deja querer de forma ilimitada, lo tengo bien enseñado. Lo cual no significa que no te vaya a dar algún disgusto en un momento dado.
Es todo cuanto puedo regalarte. Lo que soy, sin más. Un cuerpo, una mente y un corazón...
Espero que sepas apreciar mi generosidad y desinterés, ya que no te estoy pidiendo nada a cambio, sólo te ofrezco lo que tengo, para que de vez en cuando te pongas en mi lugar y aprendas a conocerme.

martes, 2 de marzo de 2010

Mi principio y mi fin

De la misma manera que no se puede escapar de la propia sombra, es absurdo tratar de luchar contra los sentimientos...
Hace exactamente un año, pensé que mi vida se había desmoronado de tal manera que el daño sería irreparable.
Tabiques de sueños reducidos a escombros, pilares de ilusiones convertidos en polvo.
Durante un tiempo me dediqué a buscar entre los restos algún resquicio de aquel amor que quizás se pudiera salvar, pero la búsqueda fue infructuosa.
No es lo mismo poner una tirita en un corazón partío, que tratar de recomponer un puzzle de pedazos que quedaron esparcidos por fuerza del viento.
Cuando el dolor, la rabia, la impotencia y la traición hacen un pacto, el desamor termina ganando la batalla y hasta la guerra.
En aquel momento sentí como si un devastador seísmo me hubiera arrebatado "mis pertenencias", esas que crees que son tuyas para siempre, sin darte cuenta de que para bien o para mal, hay cosas que no tienen dueño. Y pensé que nunca volvería a sentir esas mariposas cuyo revoloteo te hace cosquillas en el alma, haciendo que el corazón lata más deprisa. Y creí que no encontraría caminos de paisajes de ensueño, y que el mar y el cielo no volverían a unirse en la profundidad de otra mirada, y que no hallaría otras manos que me bajaran la luna mientras jugaban con mi pelo, ni encontraría otros labios cuyo susurro fuera mi canción de cuna.
Era difícil imaginar compartir de nuevo la toalla o que otra silueta ocupara la almohada, y pensé que ningún aroma, sería como el suyo. Incluso llegué a creer que me había robado la sonrisa.
Y como me convencí de todo eso, me negué durante un tiempo a admitir que quizás me estaba equivocando.
Me resistí a creer que el corazón se recupera, que los sueños se pueden reinventar a diario y que cada día amanece de nuevo, con o sin nuestro permiso.
Ahora sé que desde que apareciste en mi vida empecé a quererte aunque me lo negara. Lo lógico era esperar a que pasara la tormenta, pero me quedé sin paraguas y encontré en tus brazos un refugio calentito y acogedor.
El corazón encendió la hoguera que desde entonces me quema por dentro, con cada una de tus caricias lanzo al fuego un viejo retal del pasado, con cada uno de tus besos me deshago de lo que nunca fue mío.
Voy esparciendo las cenizas de otra vida de la que ya no quedan más que rescoldos en forma de recuerdos y viejas canciones de amor, que lamieron mis heridas.
Empecé una nueva vida cuando te cruzaste en mi camino, y no quiero renunciar a ella por temor a equivocarme, por temer no merecerla.
Ahora toca coleccionar nuevos retales, atrapar nuevos recuerdos y escuchar nuevas canciones que sean sólo nuestras.
Quiero escalar contigo montañas de sueños, deslizarme por pendientes de emociones, tirarme sin paracaídas y correr el riesgo de VIVIR.
Ya no me pregunto si para ser feliz hay que renunciar a la propia felicidad, ahora tengo la respuesta. Soy feliz desde el momento en el que puedo ser yo, con todas mis consecuencias, y aún así tú me quieres, me aceptas y me valoras tal y como soy, sin tratar de cambiarme.
Ahora sé que estuve equivoca y que amar no es renunciar a uno mismo por el bienestar del otro, sino aprender que la combinación de virtudes y defectos, forman parte de la esencia que hace única a las personas.

Qué tal si empezamos por esta canción??
(...) "porque sé que sin ti...se me escapan los detalles de vivir"