jueves, 21 de enero de 2010

Hoy me regaló una naranja...

Hoy seré breve, entre otras cosas porque es bastante tarde si tenemos en cuenta que mañana a las 7:00 mi despertador me estará recordando que tengo por delante una dura jornada laboral, con sesión radiofónica incluida. Por cierto, aún no te he contado que he vuelto a ponerme detrás de un micrófono y que ahora tengo mi propio rinconcito en un lugar imaginario al que he llamado "El Trastero". Muy pronto te contaré muchos más detalles sobre este nuevo proyecto, que mañana cumple su décimocuarta edición. Casi 30 horas de radio en directo.
A lo que iba... no me voy a extender porque lo más importante que me ha sucedido hoy se resume fácilmente. "Hoy me regaló una naranja". Sí sí, como lo lees...una simple naranja, que para mi ha sido el regalo más bonito que he recibido en mucho tiempo, porque con ella ha dado respuesta a todas mis preguntas.
No sé si su sabor será dulce o amargo, pero sí sé que por ahora no quiero pensar en mandarinas.

martes, 19 de enero de 2010

Como una peonza

Qué cosas tiene la vida! Dice mi compañero de trabajo que lo tengo desconcertado con tantos cambios anímicos. jajaja. No me extraña, unos días estoy pletórica y otros, la moral se me baja hasta los pies. Supongo que en el fondo eso nos pasa a todos, lo que sucede es que yo exteriorizo bastante mis sentimientos, soy como un libro abierto. Incapaz de disimular cómo me siento, salvo que sea estrictamente necesario. Y claro, cuando estoy rodeada de "los mios", tiendo a ser yo misma.
Anoche estaba super emocionada, pletórica, feliz... y en cuestión de un segundo, todo se volvió del revés. No me apetece demasiado entrar en detalles, pero sí te diré que anoche hubo un momento en el que me sentí tan decepcionada que se me pasaron miles de cosas por la cabeza. No estoy dispuesta a comenzar ningún tipo de relación con mentiras ni con secretos.
Sé que no tengo ningún derecho a exigir nada, pero también sé que si la persona que está a mi lado no me inspira la suficiente confianza, no vamos a ninguna parte.
Las comparaciones son odiosas e injustas, pero no quiero a mi lado a una persona para quien yo no sea, en primer lugar, su mejor amiga y confidente. Lo demás viene rodado cuando hay sentimientos, pero la amistad debe partir de la sinceridad absoluta, de la capacidad de poder contarle a esa persona lo que sientes, cómo te sientes, lo que te preocupa, lo que te hace feliz e incluso aquellas cosas de las que no te sientes precisamente orgulloso. Si eso es tan complicado, prefiero estar sola, que para buscarme problemas me basto y me sobro conmigo misma.
Quizás no debería estar escribiendo esta entrada en el blog porque hablo desde la rabia que me producen determinadas situaciones, pero tal y como dije anoche, así soy yo. Pasional donde las haya, pero también con demasiada memoria como para olvidar a la ligera aquellas cosas que me hacen daño. Reconozco que soy de las que perdona pero no olvida, aunque haya quienes digan que eso no es perdonar. No estoy de acuerdo con tal afirmación, porque hay cosas que no se olvidan por más que uno se empeñe.
Voy a darme una ducha de agua muy caliente...necesito relajarme un poco y no seguir dándole vueltas a la cabeza. Quizás estoy exagerando, quizás estoy dándole demasiada importancia a los detalles, pero aunque suene reiterativa, así soy yo.
Por cierto...lo mismo tendré que seguir comiendo mandarinas (aunque para ser completamente sincera, espero que no)...Dime que no será así, que no tengo de qué preocuparme, que estoy sacando las cosas de quicio, que me equivoco en pensar en mandarinas cuando realmente podría encontrar una naranja.

lunes, 18 de enero de 2010

Confesiones...

Ha comenzado una nueva semana y el mes de enero se me escurre entre los dedos sin darme cuenta. Mañana es día 19, por cierto, es el cumpleaños de una amiga entrañable con la que compartí muy buenos momentos en el Instituto, en esa época en la que aún no conoces otras preocupaciones más que las de aprobar el exámen de turno, acercarte al chico que te gusta o qué te pondrás el fin de semana para salir con tus amigas. Aunque lo más probable es que nunca llegue a leer este blog, desde aquí "muchas felicidades Montse".
Cambiando de tercio, hoy quiero confesar (como diría La Pantoja) que siento que por fin ha empezado una nueva etapa de mi vida, que he soltado la mayor parte del lastre que me tenía paralizados los sentidos, y que incluso siento que me estoy convirtiendo en la mujer que siempre he querido ser.
Cuánta razón tenía mi hermano cuando me dijo:-"ay mi niña, el tiempo todo lo cura, te lo digo yo"-. Es cierto que las heridas se han ido curando, pero también es verdad que las cicatrices no me dejan olvidar el dolor que sufrí, y es precisamente eso lo que de vez en cuando empaña mi felicidad actual.
Ojalá pudiera arrancar la página y no estar condicionada más que a vivir lo que me está sucediendo ahora, pero es inevitable que las experiencias pasadas marquen el rumbo actual de nuestra vida. Supongo que poco a poco, el pasado se irá desdibujando y se difuminará lo suficiente como para no seguir inmiscuyéndose en mi vida. Especialmente porque lo único que me aporta es "miedo" a dejarme llevar y no sentir plenamente esas mariposas que revolotean en lo más profundo de nuestro ser, cuando el corazón nos recuerda que sigue latiendo a pesar de todo.
Sé que puedo sonar contradictoria (ya comenté en una de mis entradas anteriores que me sentía muy identificada con eso de "coleccionar contradicciones"), porque la felicidad que siento en estos momentos es precisamente lo que atormenta constantemente. Es decir, el temor a volver a pasarlo mal, a construir una vida que se vuelva a desmoronar como un castillo de naipes que ha llegado a su tamaño máximo. Siento que si eso sucediera, habré vuelto a perder un tiempo que no vuelve, y me aterroriza invertir estos años de mi vida en un "talón sin fondos".
Que conste en acta que es una simple expresión. Soy lo suficientemente madura y realista, como para saber que la vida está llena de sorpresas y que es tan incierta, que nunca se apuesta sobre seguro, y a pesar de ello me cuesta no pensar más allá del momento actual. Sé que tengo que centrarme en el ahora, en lo que me rodea y despreocuparme de lo que pasará o dejará de pasar.
Estoy en ello, me lo estoy tomando como una asignatura personal, y poco a poco voy notando mejoras al respecto. Total, lo que tenga que suceder sucederá, eso nadie puede cambiarlo...¿o si?. Yo soy de las que cree que el destino está escrito y que todo, absolutamente todo lo que nos sucede en la vida, está predestinado. Y si no...¿por qué tomamos una decisión y no otra?. Sé que éste es un debate abierto y que quizás tú que estás leyendo esto, no estés en absoluto de acuerdo conmigo y seas los que piensan que cada uno construye su propio destino. Podríamos intercambiar muchas opiniones al respecto y seguro que todas estarían debidamente justificadas.
No se trata de delegar nuestra vida sin más al destino, de esperar a ver qué pasa con ella y de mantenernos impasibles, pero sí de pensar que las cosas suceden porque así tenían que suceder. Uff, me estoy haciendo un lio yo misma, te lo advertí, puedo llegar a ser bastante contradictoria con mis propios pensamientos.
Acaba de sonar el teléfono y noto que mi estado de ánimo ha cambiado completamente para mejor, infinitamente mejor. Eso debe significar algo, verdad???. Quizás te estés preguntado quién era...me lo voy a reservar, porque de momento basta con que sepas que hay alguien a quien le debo la mayor parte de la transformación personal de la que te hablaba al principio.
Pero sí que te puedo decir, que ese alguien se ha convertido en un todo y un nada. Todo lo que me llena de alegría, y nada de lo que antes me hacía sentir "más pequeña", y no de tamaño precisamente.
Acabo de abrir mi facebook y me he unido al grupo "mientras no encuentre a mi media naranja, iré comiendo mandarinas", jajaja...¿Y si tuviera que pasarme el resto de mi vida comiendo mandarinas? Tampoco sería grave el asunto, digo yo. El problema es que también las mandarinas se conviertan en limones. Uy, estoy divagando otra vez. Hay que ver con qué facilidad me pierdo por los cerros de úbeda, así soy yo.
En fin...creo que mejor dejarlo por hoy, entre otras cosas porque el pollo que tengo en el horno comienza a desprender un olor que abre el apetito, y si tenemos en cuenta que llevo casi 8 horas sin probar bocado...por cierto, hoy no cenaré sola.

domingo, 3 de enero de 2010

Un año nuevo...una vida nueva.

Son las tantas de la madrugada del primer sábado de este nuevo año...aún con la resaca de una Nochevieja increíble, y dos cervecitas en el cuerpo tomadas recientemente, mientras disfrutaba de una velada musical con mucho arte...Debería estar ya en brazos de morfeo, pues me pone de mal humor desaprovechar el último día festivo de la semana, pero hoy ha sido un día tan especial que no quiero que termine.
Mi entrada en el blog hoy será breve, ya tendré tiempo en otro momento de explayarme a mis anchas. Ahora sólo quiero dar las gracias a ese Dios si lo hay, por haberme puesto en el camino a quien que me ha devuelto la sonrisa, la ilusión y las ganas de vivir...
Gracias por este comienzo de año inolvidable, gracias por esas sonrisas furtivas, por esos besos robados, por esas caricias perdidas. Gracias por tus palabras amables, por tu paciencia infinita...Gracias por hacerme sentir viva.