sábado, 19 de diciembre de 2009

Mi carta a los Reyes Magos

El último mes del año avanza a pasos agigantados, supongo que tantos días de fiesta lo hacen aún más corto que cualquier otro mes.
Celebraciones, buenos deseos, sonrisas, acercamientos a personas que teníamos olvidadas y mucha mucha hipocresía, caracterizan estas fiestas tan "entrañables" para muchos. Es como si durante unas semanas tuviésemos la capacidad de sacar de dentro todas esas cosas que durante el resto del año hemos dejado olvidadas en algún rincón perdido. Dicen que esa es la magia de la Navidad, pero yo no me lo creo.
No creo en los abrazos y en los besos de esas personas que apenas me saludan en mi día a día. No creo en los buenos deseos de quienes me han hecho sufrir sin importarles lo que siento, ni creo en las "felicitaciones sinceras" de quienes me dieron la espalda cuando necesité una palabra amiga. Yo soy la misma persona, independientemente de que sea marzo, mayo, junio o diciembre, y quienes me conocen bien saben de lo que hablo. No me valen las buenas intenciones que sólo se expresan una vez al año, ni la gente que ha estado a kilómetros de distancia aún estando muy cerca, y para quienes en estas fechas resulta que soy alguien especial.
Este año por primera vez en mucho tiempo voy a redactar mi carta a los reyes magos, pero paradójicamente este año no quiero nada que me haga "estar más mona", ni nada que combine perfectamente con mis nuevos zapatos. Este año no necesito nada que quede perfectamente en el mueble de mi salón, o que sustituya algún objeto decorativo que no me termina de convencer...
Mi carta será muy breve y a pesar de ello, sé que nunca se lo habré puesto tan difícil a sus majestades de Oriente (desde aquí les pido disculpas por mi atrevimiento, sabiendo que tienen tantísimo trabajo y que los recursos escasean).
Para el 2010 sólo pido la suficiente fortaleza que me ayude a afrontar los malos momentos. No seré tan egoísta para pedir felicidad absoluta, porque además son precisamente los momentos difíciles, los que nos hacen crecer como personas y los que nos aportan la experiencia y la madurez necesaria para valorar las cosas buenas de la vida. Pido que mis verdaderos amigos sigan estando ahí, porque gracias a ellos he podido levantarme con más fuerza de cada caída, y sé que los tropezones que tendré a lo largo del año, serán menos dolorosos si ellos están a mi lado. Pido también el valor suficiente para no dejar que nadie me amedrante ni trate de hacerme más pequeña como persona, y que la sinceridad y la honestidad conmigo misma, me acompañen cada día. Puestos a pedir, y sin ánimo de parecer egoísta, me gustaría sentir que soy lo más importante para alguien y que ese alguien es lo más importante para mi. Un amor correspondido, sin ataduras emocionales, un amor que lo entregue todo sin exigir nada a cambio.

3 comentarios:

  1. me gustaría sentir que soy lo más importante para alguien y que ese alguien es lo más importante para mi. Un amor correspondido, sin ataduras emocionales, un amor que lo entregue todo sin exigir nada a cambio.eso existe??
    si lo hay q te toque a ti,q nada empañe esos ojos tan bonitos,sabes xq estos dias son asi de grises,,xq todo el azul te lo quedaste tu!
    joer,,hasta a mi me parece demasiado cursi

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias Javi...No sé si existe lo que pido, pero sí sé que existe todo lo contrario a lo que quiero y eso no me interesa.
    Espero que tú también encuentres lo más parecido al amor correspondido, desinteresado y transparente que pueda haber.
    Un beso y gracias por seguirme desde este rinconcito.

    ResponderEliminar
  3. Soy una fiel lectira de tu blog. Leerte es muy eriquesedor ya que tu pones en escrito lo que muchas veces he sentido yo en mi vida.

    Lidia

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella