miércoles, 23 de diciembre de 2009

Libre...

Por fin llegó la noticia que esperaba...
Mi Papá Noel se adelantó con el mejor de los regalos que recibiré estas navidades. Un gran hormigueo recorre todo mi cuerpo, es una sensación extraña de felicidad, alivio e incluso un poco de incredulidad, porque cuando ansías algo durante mucho tiempo y al final lo consigues, cuesta un poco asimilarlo.
Fue el pasado día 23, a pocas horas de celebrar la Nochebuena, cuando recibí la llamada de mi abogado para comunicarme la noticia..."felicidades por tu recién estrenado nuevo estado civil". Todavía siento ese hormigueo por todo mi cuerpo cuando lo pienso. Se acabó...todo terminó...por fin puedo despertar de una pesadilla que ha durado demasiado.Porque las cosas buenas suelen ser breves, pero hay que ver qué largo se hace el tiempo cuando no lo vivimos de la forma que nos gustaría o esperamos alcanzar un propósito que no depende directamente de nosotros.
El primero en recibir la noticia fue mi hermano Jonay, creí que debía ser así porque aunque me reitere, su apoyo ha sido fundamental para afrontar un capítulo de mi vida que por fin ya tiene un punto y aparte. Sabía que se iba a alegrar mucho y sentí una inmensa satisfacción cuando se lo conté. Mi madre y las personas importantes de mi vida, fueron las siguientes en enterarse, a cada uno de ellos les intente transmitir mi más sincero agradecimiento por haber estado ahí todo este tiempo, pero especialmente por seguir estando a día de hoy. Ahora sólo me queda salir a celebrarlo y terminar de creérmelo.
Cambiando de asunto, tengo que decir que pensé que estas Navidades serían un poco más tristes y melancólicas puesto que entre otras cosas, seríamos menos alrededor de la mesa. Se me hacía un nudo en el estómago cuando lo pensaba así que decidí que en lugar de ponerme triste debía intentar transmitir todo el optimismo posible y dar gracias por los que estábamos. Mi primer brindis de Nochebuena, acompañada de mis padres, mi hermano y mi abuela fue sencillamente "por los que estamos, por los que faltan, y por los que sobraban..." (creo que eso lo resume todo). Es verdad que añoré a ciertas personas, especialmente a mi hermano Pipo. Joder, qué ganas tengo de volver a verlo sentado con nosotros!!!sobre todo porque sé que sería el mejor regalo del mundo para mi familia. Nada, absolutamente nada, les haría más feliz que ese esperadísimo reencuentro con él. Si pudiera comprar ese momento, vendería todo lo que tengo y pediría un préstamo si fuera necesario. Cómo los momentos así no se pueden comprar, no queda de otra que poner mi mejor cara y tratar de que la pena vaya por dentro.
También eché mucho de menos algunas llamadas teléfonicas y algún que otro mensaje de texto...pero supongo que las cosas van cambiando, sin darnos cuenta nos vamos alejando de algunas personas, y además Movistar también debe notar la crisis económica que afecta a gran parte del país.
No obstante, me siento muy afortunada porque aunque pequeña, tengo una familia con la que compartir estas fiestas, y ahora que estoy más cerca de personas que tienen a sus seres queridos a miles de kilómetros de distancia, lo valoro más que nunca.
Hacía mucho tiempo que no salía en Nochebuena, pero este año eso también ha cambiado. Mi casa no acogía a ningún huésped y no había vajilla que limpiar, así que no tenía excusas para quedarme ...todo lo contrario, tenía todos los motivos del mundo para salir a compartir el resto de la noche con otras personas que se han convertido en parte de mi vida...Vanessa, Lucía y Jose. Me alegro infinito de haberlos conocido!!! Tengo que confesar que para mi sois todo un ejemplo de valentía, porque no debe ser fácil dejarlo todo para empezar una nueva vida en un lugar desconocido y además, en muchos casos, con los recursos justos para sobrevivir. En alguna ocasión he pensado que me he quejado injustamente de mis circunstancias y que realmente yo aún no sé qué significa buscarse la vida para salir adelante. (aunque sinceramente espero no tener que enfrentarme a eso). De veras que espero poder compartir muchas navidades con ustedes, a ser posible sentados en la misma mesa, haciendo de ustedes también mi propia familia.
Para concluir esta entrada, quiero hacer un brindis cibernético por mi familia, los que están físicamente y los que siguen en el corazón a pesar de su ausencia; por mis amigos de siempre y por los que se están colando en mi vida, y por ti también si estás leyendo este blog...
Gracias a todos por compartir conmigo estas fechas y hacerme más agradable esta Navidad.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Mi carta a los Reyes Magos

El último mes del año avanza a pasos agigantados, supongo que tantos días de fiesta lo hacen aún más corto que cualquier otro mes.
Celebraciones, buenos deseos, sonrisas, acercamientos a personas que teníamos olvidadas y mucha mucha hipocresía, caracterizan estas fiestas tan "entrañables" para muchos. Es como si durante unas semanas tuviésemos la capacidad de sacar de dentro todas esas cosas que durante el resto del año hemos dejado olvidadas en algún rincón perdido. Dicen que esa es la magia de la Navidad, pero yo no me lo creo.
No creo en los abrazos y en los besos de esas personas que apenas me saludan en mi día a día. No creo en los buenos deseos de quienes me han hecho sufrir sin importarles lo que siento, ni creo en las "felicitaciones sinceras" de quienes me dieron la espalda cuando necesité una palabra amiga. Yo soy la misma persona, independientemente de que sea marzo, mayo, junio o diciembre, y quienes me conocen bien saben de lo que hablo. No me valen las buenas intenciones que sólo se expresan una vez al año, ni la gente que ha estado a kilómetros de distancia aún estando muy cerca, y para quienes en estas fechas resulta que soy alguien especial.
Este año por primera vez en mucho tiempo voy a redactar mi carta a los reyes magos, pero paradójicamente este año no quiero nada que me haga "estar más mona", ni nada que combine perfectamente con mis nuevos zapatos. Este año no necesito nada que quede perfectamente en el mueble de mi salón, o que sustituya algún objeto decorativo que no me termina de convencer...
Mi carta será muy breve y a pesar de ello, sé que nunca se lo habré puesto tan difícil a sus majestades de Oriente (desde aquí les pido disculpas por mi atrevimiento, sabiendo que tienen tantísimo trabajo y que los recursos escasean).
Para el 2010 sólo pido la suficiente fortaleza que me ayude a afrontar los malos momentos. No seré tan egoísta para pedir felicidad absoluta, porque además son precisamente los momentos difíciles, los que nos hacen crecer como personas y los que nos aportan la experiencia y la madurez necesaria para valorar las cosas buenas de la vida. Pido que mis verdaderos amigos sigan estando ahí, porque gracias a ellos he podido levantarme con más fuerza de cada caída, y sé que los tropezones que tendré a lo largo del año, serán menos dolorosos si ellos están a mi lado. Pido también el valor suficiente para no dejar que nadie me amedrante ni trate de hacerme más pequeña como persona, y que la sinceridad y la honestidad conmigo misma, me acompañen cada día. Puestos a pedir, y sin ánimo de parecer egoísta, me gustaría sentir que soy lo más importante para alguien y que ese alguien es lo más importante para mi. Un amor correspondido, sin ataduras emocionales, un amor que lo entregue todo sin exigir nada a cambio.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hasta siempre...hasta nunca (mi última carta)

Hoy será la última vez que te escriba , y son tantas las cosas que necesito “escupir”, que no voy a andarme con florituras ni adornos innecesarios. Quiero empezar haciendo referencia a la carta en la que me pides perdón. Una vez más tu cobardía te ha impedido dar la cara con humildad, como habría hecho cualquier persona que realmente necesitara ser perdonada. Por eso, y por muchísimas cosas más, no me creo ni una sola de tus palabras.
Continuaré diciéndote que me hubiera encantado conservar un bonito recuerdo de alguien a quien en su día quise tanto, pero lamentablemente a mi no me sucede como a ti, y no conservo ni un solo recuerdo bueno de mi vida contigo. Ha sido tal el cúmulo de despropósitos que me has hecho vivir en los últimos 10 meses, que cualquier resquicio de felicidad que pude tener contigo, se esfumó como el humo. Aunque reconozco que prefiero pensar que hubo algo bueno en nuestra relación, porque de lo contrario me sentiría aún más estúpida de lo que he sido todo este tiempo.
Quise creerte muchas veces, me atormentaba constantemente pensando que quizás sí te merecías otra oportunidad y que todo se debía a la poca conciencia que tenías en el momento en el que comenzó el principio de nuestro final. Hoy doy las gracias de nuevo a todas las personas que me ayudaron a abrir los ojos y a cada circunstancia de mi vida, por ayudarme a no cambiar de parecer y evitar así un nuevo naufragio emocional, después de lo que me ha costado salir a flote.
Tal y como has comentado en tu carta, tu conciencia se encargará de recordarte cada día lo que has hecho, a pesar de que sé a ciencia cierta, que jamás serás consciente del daño que me has causado a mi y a las personas que realmente me quieren, las mismas a las que tú también les importaste durante un tiempo.
Estoy cansada de que te escudes en una “enfermedad” (que no dudo que tengas) para tratar de “justificar” tu comportamiento hacia mi persona, y créeme si te digo, que yo misma justifiqué lo injustificable durante mucho tiempo, porque era menos doloroso echarle la culpa a “tu otro yo”. Hoy también sé gracias a mi psicólogo, que del mismo modo que un ciego puede sentir los rayos del sol en su piel aún sin ver la claridad de su luz, una persona con tu trastorno tiene muchísimos momentos de lucidez y que en ningún instante dejaste de saber lo que hacías. Otra cosa muy distinta es que te importara un bledo el daño que nos hacías a todos.
No obstante, fíjate como son las cosas, que lo que más me ha dolido ha sido todo lo que has hecho después de la “recuperación de tu conciencia”, y ¿sabes por qué? Porque nuevamente confié en ti, creí en ti y en tus palabras, y por mucho que me dijeran que no me fiara porque eres demasiado variable, yo sentía que se equivocaban y que no volverías a fallarme, al menos por ese amor que según tú me profesabas. Qué ilusa fui de nuevo! Debe ser porque me educaron en unos valores donde la palabra vale más que cualquier documento, y porque la honestidad siempre ha sido mi bandera.
¿Sabes lo que hago yo con ese amor? te lo regalo, no lo quiero absolutamente para nada y tengo varias razones para ello. La primera y más importante, es que si para ti amar a alguien consiste en estar por encima de esa persona a través de un trato vejatorio y un maltrato psicológico constante, quédate con esa mierda de amor para ti solo.
Ojala todo esto sirva para que reflexiones sobre tu forma tan particular de querer, y que la próxima Magdalena que haya en tu vida, reciba algo más de lo que me diste a mi, porque te aseguro que hoy por hoy sé que me merecía mucho más, perdón, rectifico…que me merezco mucho más.
Es cierto que habrá muchos 6 de diciembre, pero yo los recordaré simplemente por su importancia histórica. Espero que hayan muchos 19 de agostos, pero esa fecha es sólo mía, y los 3 de septiembre a partir de ahora significarán un nuevo comienzo en mi vida.
Te amé con la desesperación de quien pretende atrapar el viento o una gota de agua entre las manos, porque en el fondo sabía que nunca serías del todo mío. Tu orgullo y tu mal entendida hombría, ponían distancias cada vez más largas entre nosotros. Aún así, traté por todos los medios de salvar esas distancias, tanto es así que terminé convenciéndome de que cada discusión, cada mal entendido, cada enfrentamiento, era sólo culpa mía. Hoy también he comprendido que tú te ocupaste sutilmente de que el sentimiento de culpa recayera siempre sobre mi.-¿Recuerdas aquello de “te trato así porque es lo que te mereces”?-Yo no he podido olvidarlo, te lo aseguro.
Estoy convencida de que si has llegado hasta este párrafo es porque sabes que tengo toda la razón aunque sé que por momentos pensarás que hablo desde el odio y el rencor. Te aseguro que ni una cosa ni la otra son ciertas.
La soledad y el dolor se instalaron en mi vida el día que te fuiste, y durante mucho tiempo convivieron conmigo día y noche. Lo único que aplacaba mi sufrimiento, era el hecho de pensar que de un momento a otro aparecerías por la puerta arrepentido y podríamos empezar de nuevo con la lección aprendida. Te di muchas oportunidades de estrecharme entre tus brazos y hacerme olvidar todo ese sufrimiento que me habías causado. Pero ese día no llegó cuando yo lo esperaba, cuando yo lo necesitaba.
Hubo muchos momentos en los que me sentí tan hundida y vacía, que te habría perdonado todo, con tal de que mi corazón no siguiera rompiéndose en pedazos, con tal de no seguir sumando días después de aquel 1 de marzo. Pero un día las circunstancias cambiaron y comprendí que no tenía sentido seguir revolcándome en el dolor. Ese día lo recuerdo perfectamente, porque ese día recibí el golpe más doloroso de mi vida. Es curioso cómo un mensaje a un destinatario equivocado puede cambiarlo todo.-“(…) esta tarde he sido feliz, inmensamente dichoso, tardes como estas son las que quiero en mi vida (…).Esta tarde amé sin recelo, sin mirar a ambos lados. Te amo eternamente”-.Me lo aprendí de memoria y me quité la máscara que me impedía ver la realidad.
Ya me da exactamente igual lo que significara ese mensaje, no me importa nada su destinataria, porque la única verdad clara y transparente es que no iba dirigido a mi. La que hasta ese momento había sido tu esposa de forma incondicional, esa chica que dejó a un lado su vida para ocuparse de la tuya. Esa mujer que cuando dijo –“sí quiero”-, un 3 de septiembre, lo hizo con el corazón y con el convencimiento de que sería para siempre, y a la que tú a cambio, descuidaste y trataste como si no valiera nada.
De lo único que me siento orgullosa es de haber sido fiel a mis sentimientos hasta el último día, de haber mantenido mis principios y mis valores intactos a pesar de tener motivos de sobra para tratar de que pagaras todo el daño que me hiciste. Ya que estoy siendo tan sincera contigo, te confieso que me hubiera gustado en algún momento, haber carecido de escrúpulos y haberte devuelto la moneda. Ahora me alegro de no haberlo hecho porque hubiera sido ponerme a tu altura.
Un día te dije que te había perdonado y hablaba con el corazón, pero eso fue antes…antes de que remataras la faena (sabes perfectamente a lo que me refiero).
Supongo que algún día te podré perdonar, pero será mucho más difícil que te perdones a ti mismo, porque no hay nada más jodido en la vida que estar enfrentado con la propia conciencia.
No quiero despedirme sin decirte que a pesar de todo, no te deseo nada malo, todo lo contrario. Créeme si te digo que espero que alcances tus sueños, especialmente ese que un día te separó de mi lado. Ojala te conviertas en un gran escritor, y quién sabe, quizás algún día llegue a mis manos un libro con tu firma y en alguna de esas páginas sienta que algún día te importé algo.
Si mis palabras te han herido, lo siento mucho, pero es de justicia que yo también tenga derecho a una última carta, a soltar una mínima parte de lo que llevo dentro, porque necesitaría mucho más tiempo y muchas más páginas para vaciarme, y tampoco creo que tenga sentido ni valga la pena.
Ahora sí me despido con un hasta siempre…hasta nunca. Sé feliz por ti, por mi y por todos los que te rodean. Creo que todos nos merecemos un cachito de felicidad y no seré yo quien te desee lo contrario. Es más, mi primer brindis estas navidades será por ti…(quizás algún día sepas lo que pediré).

jueves, 3 de diciembre de 2009

..."En nombre del amor"

Maggie duerme plácidamente ajena a todos los cambios que se han sucedido en nuestras vidas en los últimos nueve meses, aunque para ser sincera, en muchos momentos pienso que es capaz de intuir si las cosas marchan bien o no, sólo con mirarme. Lo creo porque cuando el desánimo me visita, curiosamente ella me hace sentir que me necesita más que nunca. A veces resulta un poco agobiante, pero sin ella esta casa no sería igual, de eso si estoy segura.
Mercedes Milá se ha colado en mi salón entrevistando a una concursante de Gran Hermano, no sabría precisar de que edición se trata porque perdí todo el interés a partir de la tercera. Esta entrevista me llama la atención porque esta chica es una más de tantas y tantas que hemos permitido que nos humillen y maltraten "en nombre del amor". Lo cierto es que desde "el otro lado" las cosas se ven mucho más claras. Es muy fácil nadar fuera del agua, en cambio cuando eres tú quien tiene el agua hasta el cuello te olvidas hasta de nadar para mantenerte a flote.
Las imágenes que están emitiendo me revuelven el estómago, siento vergüenza no sólo ajena sino también propia. Vergüenza ajena de que ciertas situaciones vejatorias tengan cabida en la televisión y de que se tolere tanta falta de respeto y un trato completamente grotesco por parte de un hombre a una mujer, cuyo pecado ha sido tolerar lo intolerable, nuevamente en nombre del amor. Y vergüenza propia porque en el fondo yo he sido como esa concursante, con la diferencia de que en mi casa no hay cámaras de televisión. Ojalá alguien se hubiera percatado antes que yo de lo que sucedía y me hubiera abierto los ojos ante una realidad desconocida para mi, aunque quizás hubiera dado igual, probablemente no le habría prestado demasiada atención.
Me noto cansada...hoy he tenido un día muy ajetreado. Mañana ya es viernes y se presenta un fin de semana largo, el puente de la Constitución. Un texto que cambió el rumbo de nuestro país y el de muchos españoles que querían vivir en democracia y libertad. Es paradójico que tenga que recordar esta fecha no sólo por su importancia histórica, sino también porque ese día vino al mundo ese ser detestable que tanto daño me ha hecho "en nombre del amor"