martes, 4 de agosto de 2009

A mi conciencia

No es necesario que sigas insistiendo. No voy a posponer más esta conversación contigo. Ha llegado el momento de que nos sentemos a hablar de nuestras cosas. Ponte cómoda y aclaremos de una vez esta situación.
Intentemos ser completamente sinceras la una con la otra, no tiene ningún sentido que pretendamos engañarnos, nos conocemos demasiado bien. Sé que perdería el tiempo tratando de convencerte de algo que sabes incluso mejor que yo.
Empezaré por decirte que no sé por qué te empeñas en restar felicidad a este momento de mi vida, atormentándome con cosas del pasado. Ya está bien, déjame cerrar esa puerta para siempre y olvida los reproches. No vas a conseguir que vuelva a ser la misma de antes, por mucho que lo intentes.
Ya sé que para ti también es difícil adaptarte a esta nueva situación y que por eso quieres hacerme sentir culpable de mi “despertar a la vida”. Estabas demasiado acostumbrada a mi letargo emocional, a mi forma de adaptarme a todo y a todos sin que nada ni nadie se adaptara a mi, a pensar que cada uno tiene lo que se merece, lo que ha elegido.
También te acostumbraste demasiado a mi “conformismo” y a ciertos “prejuicios sociales” como el qué dirán, fruto de una educación tradicional en un entorno demasiado reducido.
Lo siento, pero tú tampoco me vas a convencer. Estoy decidida a no prestarte atención en este asunto, llevas demasiado tiempo saliéndote con la tuya y ahora yo tengo otras expectativas para mi vida.
No te tengo que dar más explicaciones, no necesito tu permiso para hacer lo que quiera, merezco una nueva oportunidad de ser feliz, aunque “me acoses” con chantajes emocionales y falsos argumentos. En el fondo las dos sabemos que lo que pasó ocurriría tarde o temprano.
He estado demasiado tiempo encadenada a la nada así que ahora que he descubierto que las cadenas que más atan son aquellas que te dan la libertad de hacer lo que quieres, procura entenderme. Sé que haces muy bien tu trabajo acampando en mi cabeza, pero creo que no merezco tus esfuerzos por hacerme sentir mal. No voy a seguir sintiéndome culpable por vivir y disfrutar de este momento.
Sí, lo quise. Lo quise hasta el punto de haber hecho cualquier cosa por él. Renuncié a muchos pedazos de mí misma para adaptarlos a su forma de ser y de ver la vida. Me quedé con huecos vacíos y sin piezas de sustitución. Aún así sabes que quise tirar para delante. Que siempre pensé más en sus necesidades que en las mías, en no hacer daño a nadie, aunque el daño me lo hiciera yo por no saber ponerme en mi lugar.
¿Ahora qué pretendes? ¿Que siga pensando antes en los demás que en mí misma?.¿Preferirías que siguiera siendo la chica de mirada perdida a la que le robaron la sonrisa?.¿Te sentirías mejor si continuara con las alas rotas sin poder avanzar?
Sé que en el fondo me aprecias y quieres lo mejor para mi. Lo que sucede es que te cuesta un poco creer que tenga ante mi una nueva oportunidad de ser feliz y temes que me equivoque de elección. Quédate tranquila, alégrate por mi y celebra conmigo que las cosas han cambiado. Ahora no sólo miro al frente, sino más allá del infinito. La sonrisa se ha vuelto a dibujar en mi rostro y mis alas están preparadas para volar. Déjame descubrir nuevos destinos.

2 comentarios:

  1. No te sientas culpable por seguir adelante con tu vida. Al final lo único que importa son las experiencias así que trata de preocuparte menos por lo que piensen los demás y disfruta de lo que te está pasando.
    Creo que te mereces un poco de tranquilidad y estabilidad emocional, al menos eso es lo que me has transmitido.
    Felicidades por tu forma de expresarte.

    ResponderEliminar
  2. Con argumentos tan sólidos, a tu conciencia no le quedará más remedio que adaptarse a la nueva situación y evolucionar contigo....Besos.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu huella